Historias
Es dudoso que la Historia se vaya a enseñar en los colegios mañana mejor que hoy. Pero no porque el retoque ministerial sea bueno o malo, sino porque en España (y aledaños), lo sucedido en el último siglo importa a muy pocos. Quizá es tan vergonzoso que preferimos mirar hacia otro lado. Así que lo mejor es suprimir la asignatura.Propongo un ejemplo minúsculo, pero significativo. J. M. Coetzee, uno de los grandes narradores vivos y de quien Mondadori ha editado dos obras perfectas, Desgracia e Infancia, sufrió el riguroso control de la censura sudafricana. Hace pocos meses, el Times LS publicó un trabajo sobre los procesos padecidos por Coetzee en 1977 y 1983. Así hemos conocidos los nombres de los censores, el mecanismo del Publications Control Board (equivalente del organismo censor español), los informes firmados por los lectores, y el acta final. ¿Hay algo parecido en los estudios sobre la historia moderna de España? ¿Alguien ha ordenado los ficheros del antiguo ministerio de Fraga? ¿Se saben los nombres de los censores? ¿Y el criterio seguido por un tribunal que determinó de modo fundamental la formación intelectual de los españoles? ¿Predominó el sector eclesiástico o el castrense? ¿Quién lo dirigía? Al parecer, sólo un libro (de Abellán) se ocupa de ello, pero data de 1977. Se observará que un país africano con un pasado tan atroz como el franquista no tiene problemas para estudiar su historia (¡la de 1983!), pero aquí seguimos sin conocer la articulación real de la dictadura, sus mecanismos ejecutivos desde 1940.
Para un adolescente, la historia antigua y medieval debe ser algo así como el ballet con tutú. Pero la historia inmediata, la que quizá le pueda interesar, no la conocen ni sus padres. La prensa rebosa disputas metafísicas sobre el Ser de las Naciones. Pero, ¿qué naciones? Con la excepción de un puñado de especialistas, apenas nadie sabe nada de ellas.
Y es una pena, porque los informes de los censores africanos (Scholtz, Theron, Meinert y Uys) son excelentes, muy superiores a las críticas que leemos en los suplementos culturales. ¿Serían así los de Cela? ¿Finos análisis morales y literarios? ¿A nadie le importa? Pues supriman la Historia.