"La primera banca ética estadounidense es rentable"
"El dinero puede ser ético, naturalmente. Todo depende de a qué se dedique", dice sin dudar ni un segundo; "nuestro holding bancario, que se rige por las leyes comerciales habituales, muestra que la ética puede ser, además, un negocio saneado". Jean Pogge, 50 años, es vicepresidenta del SouthShore Bank de Chicago, que nació hace 27 años para reconstruir un barrio marginal de Chicago y hoy tiene unos beneficios de unos 1.500 millones de pesetas y es la empresa madre del holding Shore Bank, instalado también en Detroit, Cleveland y California, con el objetivo de "hacer revivir comunidades humanas en declive". La presidenta del holding es Mary Houghton."Somos un holding bancario pequeño, pero hemos conseguido demostrar que los excluidos habitualmente como clientes de los grandes bancos, que en nuestro caso suelen ser personas de raza negra y mujeres, son buenos pagadores y gestionan muy bien el dinero que se les presta. Los créditos se devuelven en un 98%", señala esta urbanista de profesión y consultora de seguros antes de incorporarse al equipo directivo del banco hace nueve años. Una avalancha de cifras resumen la actividad de una inversión anual de 4.800 millones de pesetas en préstamos para pequeñas empresas, formación profesional y ayudas de todo tipo a creación de trabajos y una inversión de 11.600 millones de pesetas en rehabilitación de viviendas; sólo en Chicago en este último año han acondicionado 3.300 casas y apartamentos.
"Somos inversores socialmente responsables que buscan clientes responsables a los que nadie acogía en el mercado bancario porque no tenían rentas ni avales ni, muchas veces, trabajo. Nosotros les ayudamos a que tengan rentas, incentivamos el ahorro e incluso les enseñamos a ahorrar en cursos que acabamos de iniciar. Este año, 245 ahorradores han acumulado 116,13 millones de dólares (más de 23.000 millones de pesetas). Piense que tenemos más de 300.000 clientes, de los cuales, el 64% no tenía acceso a una cuenta corriente, y el 42% tampoco disponía siquiera de una tarjeta de crédito, que es lo que todo el mundo tiene en Estados Unidos. Nuestra ayuda les sirve para abandonar la pobreza, reconstruir los barrios donde viven y abrirles oportunidades personales. Lo que hemos visto es que toda esta gente está deseando ser eficiente y tiene mucha energía para sacar cosas adelante", explica Pogge.
Toda esta experiencia sucede desde la iniciativa privada, desde un banco que ofrece créditos pequeños a un interés razonable que la gente devuelve porque consiguen montar pequeños negocios y rehabilitar los barrios más marginales y abandonados, para lo cual el banco tiene también servicios de asesoramiento y consultoras. "En Cleveland, por ejemplo, hay un 42% de pobreza, en Detroit se han ido todas las grandes empresas y con ellas los grandes bancos y hay comunidades que sin ayuda desaparecerían. Esas comunidades que hoy resurgen son la sangre de la economía, igual que los pequeños negocios en los que son tan buenas las mujeres. No se sabe que esto sucede también en Estados Unidos, donde nuestro banco es pionero en un trato totalmente igualitario. Aplicamos nuestra experiencia: todos los negocios nacen pequeños y hoy el sector de la inversión responsable crece más que otras dimensiones bancarias, lo cual es una completa revolución".
La revolución de la que habla esta mujer y la filosofía que mueve es lo que se conoce como banca ética, que recientemente ha celebrado su primer congreso internacional en La Pedrera de Barcelona. Se refiere al "doble dividendo: el social y el financiero, que resulta posible desde el sector privado y contribuye a crear un modelo de banca responsable". Los inversores de este banco estadounidense, que ya está instalado en 17 países y desarrolla su know how en la Europa del Este y en lugares como Kenia y Sri Lanka, empiezan a internacionalizarse. Jean Pogge lo tiene claro: "Mucha gente quiere que su dinero sea útil y sirva para mejorar la vida de la gente. Nuestra rentabilidad no es salvaje, pero suficiente para garantizar un beneficio económico y una utilidad social".
En las inversiones para rehabilitar pisos, por ejemplo, ayudan a que los vecinos compren el inmueble y lo reconstruyan ellos mismos. Esta ayuda incluye también la urbanización del entorno para crear un hábitat adecuado. En este momento, explica Pogge, están también traspasando su know how en estos temas a grandes bancos americanos que quieren trabajar en el negocio de ayudar a la gente a ser emprendedora por cuenta propia en comunidades prósperas. Como es hoy la de South Shore en Chicago, donde viven 400.000 personas.
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