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Sexto oro para Llaneras

El campeón olímpico logra en Manchester su quinto título mundial

El verdadero hombre de oro del deporte español no es otro que Joan Llaneras, un ciclista especialista en una modalidad minoritaria, pero olímpica y universal (hay coreanos, japoneses y australianos vieviendo de ello), que ayer, en Manchester, donde hace cuatro años supo que era un verdadero grande del velódromo, consiguió su sexto gran oro. Lo hizo al ganar, por la mínima, en un alarde de cálculo, la prueba de puntuación del Campeonato del Mundo. Es su tercer oro mundial en puntuación, trofeo que hay que sumar a su oro olímpico en la misma prueba conseguido en Sydney hace un mes o así, a sus dos títulos en madison; a su plata en esta misma prueba por parejas lograda hace cuatro días, y a su bronce en puntuación de 1997. Todo así, batido y bien mezclado, todo eso es Joan Llaneras, el chico de oro.Más allá de historiales, palmarés y logros, la puntuación de ayer, los 47 minutos y pico dando vueltas sobre la clara madera del velódromo de Manchester (160 vueltas, 40 kilómetros), podría ser considerada, por sí sola, la cima de su arte. O cómo controlarlo todo sin parar de girar, no perder los nervios y ganar por un punto exacto. Fue una obra maestra.

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Antes de que Llaneras desentrañara para todos los secretos de la puntuación, la prueba no era más que una sucesión, casi aburrida, de sprints cada 10 vueltas. Era el predio de sprinters venidos a menos, tipo Martinello, una prueba sosa. Pero llegó el mallorquín, un contrarrelojista excelente se apoderó del parquet y las cosas empezaron a cambiar: Llaneras demostró que se podía ganar sin ser un tipo súper rápido, sin muslos y glúteos hipertrofiados. Pero eso fue sólo el principio, claro. Como los grandes artistas, Llaneras ha sabido evolucionar, cambiar de métodos, guiar el progreso. Siempre para ganar. Hasta llegar a ser un especímen único: ni sprinter ni rodador, pero ambas cosas a la vez.

Ayer ganó vuelta (la táctica del contrarrelojista), pero con él, al que nadie deja ya solo, la ganaron tres más. Así que le tocó demostrar también sus cualidades veloces. Con el arrojo en el corazón, la sangre en las piernas y la calculadora en la mano, Llaneras controló, lideró, condujo, manejó la final. Y sprintó. Mantuvo todo en el aire hasta el último sprint, al que llegaron cuatro corredores igualados a vueltas y enlatados en un margen de tres puntos, con Llaneras, siempre, delante. Y por un punto terminó ganando el mallorquín. Ganando y proclamando: "Estoy muy satisfecho, porque he sido el más fuerte y lo he podido demostrar. Y porque también he ganado la carrera a los puntos, lo que no había sucedido nunca. La medalla olímpica tiene más valor para mí, sin duda. Pero ésta me ha servido para reconfirmar que, posiblemente, soy el mejor del mundo en mi especialidad".

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