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Induráin se equivoca

Santiago Segurola

El ex ciclista francés Thomas Davy declaró en el juicio que se sigue en Lille que el dopaje era una práctica generalizada en el Banesto, equipo en el que militó durante un año y medio. No aportó prueba alguna, pero lo dijo ante un juez, lo que aumenta la gravedad de sus acusaciones y de alguna insinuación, como la que hizo de Induráin.

Aun sin pruebas de por medio, y con la sospecha de que Davy se movió por un afán de venganza contra el equipo que le despidió por falta de profesionalidad, las acusaciones provocaron un gran revuelo en España. Por medio estaba la honorabilidad de Induráin, el mejor deportista español de la historia.

Durante su formidable carrera deportiva, Induráin se ganó la admiración general. Por sus victorias y por una dignidad poco habitual en el competitivo mundo del deporte profesional. Alcanzó con toda justicia la condición de héroe intachable, grado que de ninguna manera le será retirado por las acusaciones de Davy.

Sin embargo, la respuesta de Induráin en este asunto ha sido decepcionante. Puesto que se trata del primer patrimonio del deporte español, tendría que haber actuado en consecuencia. Los aficionados han recibido con desasosiego las acusaciones de Davy. Y querían saber por boca de Induráin el crédito que le merecían. Si no le merecían ninguna, bien pudo callarse. Pero si deseaba aclarar alguna cuestión, debería haberse situado a la altura del mito que representa.

Por muchos y legítimos intereses contractuales que mantenga con un periódico deportivo, Induráin no puede hurtar su opinión a todos los aficionados españoles. Esta vez no ha estado a la altura de su inmenso crédito, de la profunda devoción que se le tiene en este país. Podía haber mantenido su exclusiva con el medio que le paga sin traicionar el papel que le corresponde como máxima figura del deporte español. Disponía de muchas fórmulas para atender a sus compromisos y para ofrecer la explicación debida a la gente, pero prefirió olvidarse de lo que representa y atrincherarse de manera sectaria, justo lo contrario de lo que hizo durante su carrera.

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