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EE UU contrata a cientos de profesores españoles ante la demanda del castellano La escasez de docentes hace crecer la importación de profesionales para todos los Estados

Más de 500 profesores españoles han sido contratados este año por Estados Unidos para enseñar español y ayudar en programas para la futura integración en la enseñanza plena en inglés de escolares de habla hispana de hasta 13 años de edad, el equivalente en España a primaria y el primer ciclo de la ESO. La demanda seguirá en aumento porque el país no produce suficientes docentes para satisfacer sus necesidades educativas y porque se ha disparado el interés por la lengua de Cervantes. En la actualidad, más del 60% de los universitarios de EE UU que estudia una lengua extranjera elige el español.

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Preparación para el futuro

La exportación de profesores españoles comenzó hace 13 años y no ha hecho más que crecer, en los últimos cursos, hasta dispararse. Lo que empezó como un tanteo en California es ya un programa que cubre la mitad de los 50 Estados con 1.055 docentes en tres programas distintos: profesores visitantes (1.023), profesores puesto a puesto (14) y auxiliares de conversación (18). Este curso se ha producido una explosión, con la incorporación de 547 nuevos profesores visitantes.La enseñanza pública básica (hasta los 13 años) en Estados Unidos tiene un gravísimo problema de falta de profesorado: no se forman suficientes profesionales para reemplazar a quienes se jubilan, la tasa de natalidad norteamericana es alta y, por lo que respecta al español, el número de hispanos crece en flecha y hay una demanda desbocada por la lengua. La única solución, rápida y efectiva, que han encontrado los distintos Estados para hacer frente a esta situación es importar profesores de terceros países.

El grueso de los visitantes españoles llega bien como profesores de español como lengua extranjera (35%) o como docentes de programas bilingües (60%). Estos programas, con una duración máxima de cuatro años, son una exigencia legal que busca proporcionar a los niños que no pueden seguir la enseñanza regular en inglés una instrucción paralela e idéntica en su lengua materna de modo que no queden descolgados de sus compañeros de curso y, cuando puedan seguir las clases en inglés, tengan asimilados los conceptos y se sumen al programa regular sin contratiempos.Los profesores de los alumnos de origen hispano imparten las materias habituales del currículo, como matemáticas y lengua. El 5% restante, da clase en programas de inmersión en centros de alta calidad.

La educación está absolutamente descentralizada en Estados Unidos y cada Estado plantea sus propias exigencias, que quedan recogidas en la convocatoria de plazas que cada noviembre publica para España el Boletín Oficial del Estado (BOE). A los requisitos mínimos (titulación de maestro o licenciados con el Curso de Aptitud Pedagógica) se añaden los específicos de cada Estado. En el caso de Illinois, por ejemplo, y para el curso 2000-2001, se piden conocimientos de educación especial y de la enseñanza del español como lengua extranjera. Para el año próximo es posible que también haya plazas para psicólogos.

Los candidatos, que son escrutados entre marzo y mayo por funcionarios llegados a España desde los Estados solicitantes, han de tener un buen conocimiento de inglés. Para las 96 plazas ofertadas el año pasado para Illinois hubo casi 300 aspirantes. El salario varía según los distritos y Estados, pero en el primer año para un licenciado sin experiencia docente ronda los seis millones de pesetas en Illinois.

"Hay una necesidad brutal de profesores", dice Cáliz Gil, asesora de Educación de la Embajada de España y coordinadora de los profesores llegados a Illinois. "Se calcula que en el año 2005 se van a necesitar dos millones de profesores y Estados Unidos sólo no los va a tener. Así que la demanda va a seguir creciendo". Y pone un ejemplo: "Tengo 15 profesores en un condado y me acaban de llamar para pedirme tres más".

El agregado de Educación en la embajada, Gonzalo Gómez Dacal, adelanta que para el año que viene se convocarán del orden de 600 nuevas plazas y que aumentará el número de Estados que ofertarán oposiciones. También en el curso 2000-2001 se empezarán a establecer las llamadas International Spanish Academies en media docena de Estados: se crearán mediante acuerdos con colegios para ofrecer enseñanza bilingüe a nivel de bachillerato (High School) con la fiscalización de los programas por parte española y el reconocimiento de la titulación doble a nivel de segundo de bachillerato.

"Esto sólo es el principio", dice Gómez Dacal. "La Casa Blanca publicó el pasado mes de abril un memorándum en el que se establecía la prioridad del aprendizaje de una segunda lengua. Los sistemas escolares tardarán algo en reaccionar, pero se puede decir que la presencia del español en el sistema educativo de EE UU va a crecer espectacularmente".

Consolidada la presencia en la enseñanza elemental y abierta la brecha en la enseñanza media con las Spanish Academies, el Ministerio de Educación español está perfilando además la estrategia para recuperar en los claustros universitarios la presencia perdida por la jubilación de profesores españoles llegados a Estados Unidos en los años cincuenta y sesenta.

"Maestra, yo se lo encomiendo"

Al Estado de Illinois, donde en el área metropolitana de Chicago viven del orden de un millón de hispanos, han llegado este año 96 nuevos profesores de España (entre unos 200 procedentes de diversos países hispanohablantes) que se suman a los 30 que repiten experiencia por segundo y tercer año y a los dos del programa de intercambio "puesto a puesto". En total, 128 que enseñan desde los más pequeños a escolares de octavo grado (alumnos de 13 años), aunque la peculiaridad del sistema hace que haya alumnos de más edad y recién llegados al país enrolados en cursos inferiores a los que les correspondería por edad. Entre los profesores, los hay desde instituto, licenciados en paro o ex subempleados. Todos con espíritu de aventura, como David Gómez, licenciado en Económicas y Empresariales con trabajo en Las Palmas, o Javier Pérez, licenciado en Filología Inglesa y en Filología Hispánica, entusiasmado con su trabajo en un colegio del norte de Chicago por el que optó en una baraja en la que estaban India y Nueva Zelanda.

Ana María Laura es de las veteranas. Licenciada en Geografía e Historia y en Filología Hispánica y con el nivel del examen británico Proficiency, que garantiza unos conocimientos notables de inglés, vivía a salto de mata en España, dando clase en colegios privados y en academias "sin contrato". Éste es su tercer año en Cicero, un distrito de las afueras de Chicago con 5.000 escolares en programas bilingües. "Estoy muy contenta", asegura. Tanto, que está pensando en quedarse un año más si consigue un cambio en su visado, que por ahora limita su estancia a tres años y al trabajo que tiene. Le atraen mucho los ingresos: "¿En qué lugar de España voy a ganar lo que aquí, casi 400.000 pesetas al mes? Además, en España no hay niños. ¿A quién voy a enseñar?".

Laura da clase a niños hispanos de ocho y nueve años, todo en español. Dice que en EE UU hay más medios en las aulas que en España, un sistema más flexible de enseñanza y que los padres mexicanos atribuyen un gran valor a la educación y veneran al maestro. "El otro día me vino una madre y me dijo: 'Maestra, yo se lo encomiendo'. Eso impresiona", añade Laura.

José Luis Sánchez y Lola Martínez son profesores de instituto, con 20 y 11 años de experiencia docente. Vivían en A Coruña antes de marcharse con una niña de dos años a Elgin, al noroeste de Chicago. "A los dos nos apetecía vivir uno o dos años fuera de España", explican. "Te impregnas de todo. Y es enriquecedor profesionalmente". Casi la mitad de la población de Elgin son hispanos y los profesores gallegos notan una cierta resistencia del vecindario anglo ante la oleada. Como a Laura, a los Sánchez Martínez les ha sorprendido negativamente la lentitud de la enorme burocracia y positivamente que no sea real "esa imagen que se tiene en España de violencia en los colegios", aunque en algunos distritos de Illinois se ha impuesto el uniforme en la enseñanza pública para evitar la identificación con bandas (y los subsiguientes choques) debido al atuendo.

También les ha gustado, "lo bien dotados que están los laboratorios y que haya dinero para todo: la mitad de la plantilla del colegio no son profesores, sino personal de apoyo".

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