_
_
_
_
Reportaje:

El 75% de los personajes de los libros de texto de secundaria son masculinos Un estudio de 56 manuales de 1º y 2º de ESO señala que fomentan "los estereotipos sexistas"

Javier Arroyo

Muchos hombres y pocas mujeres aparecen en los libros de texto. Ellos son científicos; ellas, madres. Los textos actuales siguen ofreciendo una imagen distorsionada del equilibrio de sexos en la sociedad y la caracterización de cada uno de ellos, señala un informe que analiza la distribución de sexos en 56 manuales de 1º y 2º de ESO, realizado por la profesora de la Universidad de Málaga Nieves Blanco. Las conclusiones reflejan que tres de cada cuatro personajes (75%) que aparecen en ellos son hombres. En el caso de personas reconocidas por su aportación a la historia, la cifra asciende al 95%. Los hombres desarrollan 344 profesiones distintas, y las mujeres, 94, y ellos suelen tener trabajos relacionados con el poder y la creación artística o cultural, mientras que ellas hacen de madre, artista, diosa o sacerdotisa. Las editoriales niegan que exista discriminación intencionada en estas obras.

Más información
FOTO SIN TITULO

El estudio de Nieves Blanco, profesora de Didáctica de la Educación, ha revisado más de 4.500 páginas de libros del primer ciclo de ESO (1º y 2º) de ciencias sociales, lengua y literatura, ciencias naturales, matemáticas y educación física, editados en 1996 y 1997 (y actualmente en vigor) por las seis editoriales con mayor implantación en las aulas españolas (Santillana, SM, Anaya, Edelvives, McGraw y EDB). Los resultados han sido publicados bajo el título Mujeres y hombres para el siglo XXI. El sexismo en los libros de texto en el libro El harén pedagógico. Perspectiva de género en la organización escolar, escrito por varios autores.Blanco reconoce que la situación ha cambiado en los últimos años y que la discriminación evidente ha dejado paso a otra más sutil. La autora señala que con el enorme desfase entre las apariciones de hombres y mujeres (de un total de 6.790 personajes, 5.092 son hombres, y 1.598, mujeres), "se fomentan los estereotipos sexistas en plena época de formación de los jóvenes, se deja a las niñas sin estímulos ni referentes de su sexo y se provoca que los niños no encuentren razones para dar más importancia a las mujeres".

Aunque el estudio de Blanco se ha referido a manuales editados para Andalucía, la profesora asegura que los resultados son extrapolables al resto de comunidades autónomas españolas, puesto que, en lo que a este estudio se refiere, los textos son básicamente los mismos que se venden en otras zonas de España. También asegura que no existen diferencias sustanciales entre unas editoriales y otras. Para Blanco, sería crucial prestar atención al principio de igualdad de sexos en estos libros, que llegan a chicos y chicas con edades entre 12 y 14 años. "Los libros de texto reflejan la realidad que los adultos quieren trasladar a los jóvenes y, simbólicamente, el conocimiento legítimo garantizado por el Estado".

Efecto acumulativo

La influencia de estos libros sobre los jóvenes, según Blanco, "no se pueden medir como una medicina, pero tienen un indudable efecto acumulativo y difuso". Desde luego, insiste la autora, no favorecen "la presencia de mujeres en ámbitos públicos y de prestigio y sí la de hombres, y tampoco contribuyen a que las chicas se estimulen con las acciones realizadas por otras mujeres. Los chicos tampoco se ven obligados a pensar que las mujeres han hecho cosas valiosas". Otro efecto negativo es que "se mantiene una imagen de patriarcado y androcentrismo, en la que el varón es establece como norma y valor máximo, aumentando la invisibilidad de las mujeres".Las editoriales no están de acuerdo con las cifras aportadas por Blanco. Javier González, director general de Santillana, insiste en que son muy escrupulosos con este asunto y que procuran "una representación igualitaria". A Fernando López Aranguren, de la editorial SM, tampoco comparte la visión de la autora del estudio. "Damos normas de estilo a nuestros autores y no sólo en cuanto a la gramática. En esas normas van incluidas instrucciones en lo referente a la igualdad de sexos".

La supervisión previa de los libros de texto no es obligatoria en todas las comunidades autónomas. Galicia, País Vasco, Cataluña, Valencia, Canarias, Baleares y Navarra sí requieren supervisión previa. Andalucía la suprimió hace algunos meses y el resto de autonomías, con las transferencias educativas aún muy reciente, no han legislado nada al respecto, por lo que tampoco es necesario. El decreto que regula el registro de los libros de texto (aunque no se necesita autorización previa, sí es necesario el depósito en la Consejería de Educación de algunos ejemplares) establece que textos e imágenes reflejarán, "en consonancia con el artículo 14 de la Constitución Española, los principios de igualdad de derechos entre sexos y el rechazo de todo tipo de discriminación".

"Alguna insuficiencia"

El responsable de proyectos editoriales de Anaya, Rafael Arroyo -que sí reconoce alguna insuficiencia en el tratamiento de la multiculturalidad en libros de texto-, considera que la desigualdad entre sexos en los libros de texto "es un asunto superado, aunque, por supuesto, siempre se pueden escapar algunos ejemplos". Nieves Blanco no está tan segura de que estas revisiones, ya sean anteriores o posteriores, sirvan para mucho en lo referente a sexismo. "Nadie repara en esto, aunque no por mala intención", afirma Blanco.Respecto a la apabullante superioridad de hombres constructores de la historia (95%) frente a mujeres que aparece en los manuales analizados, Blanco insiste en que "no es cierto que las mujeres hayan tenido tan poca participación en la historia como nos quieren hacer ver". Para muchos, se trata de que la historia está escrita por hombres, que han conseguido echar a las mujeres del relato.

Con los libros de texto, sin embargo, las cosas no son exactamente así. Los libros analizados por Nieves Blanco están escritos por 80 autoras y 128 autores, mientras que la coordinación o supervisión pedagógica la han llevado adelante 22 mujeres y 30 hombres. Si la autoría está cada vez más equilibrada, surge la duda de por qué el producto final no va en la misma dirección. Para Blanco "no es cuestión de ser mujer u hombre; tiene más que ver con la manera conformista de observar el mundo tal como está".

El equilibrio de sexo entre autores es una de las razones que ofrecen la mayoría de las editoriales para negar las acusaciones de Blanco. Sus responsables afirman que la mayoría del personal editor es femenino, muy relacionado con la pedagogía y con tiempo suficiente en las aulas para conocer qué se cuece allí dentro.

El estudio reconoce que, aunque los textos siguen ofreciendo "unos modelos de identificación estereotipados y limitados" y, "a pesar de que no se ha cambiado la caracterización de unos y otros, ni se ha incrementado el número de mujeres que aparecen", al menos, "no hay ninguna imagen, término o expresión denigrante para las mujeres".

Imágenes y descripciones que marcan diferencias

El poder pedagógico de la imagen en los libros de texto es fundamental, y mayor cuanto más joven es el estudiante. Por otra parte, cuando un alumno compra un libro al principio del curso, lo primero que hace es pasar las hojas y echar un vistazo rápido a las imágenes. Ése será el primer examen que habrá de pasar el material didáctico. En esa prueba inicial cuenta poco el texto y mucho las ilustraciones y el diseño. Por ello, los editores se afanan en conseguir los mejores dibujos y fotografías para su producto. Las editoriales insisten, además, en que prestan especial atención al reparto de papeles entre hombres y mujeres.

En la documentación que la editorial SM entrega a sus autores y editores antes de que éstos desarrollen sus libros, hay un apartado dedicado a la ilustración. En lo que la editorial denomina "Decálogo de la Ilustración" se insiste, entre otras cosas, en que es necesario "equilibrar la presencia masculina y femenina, así como sus responsabilidades, tareas y actitudes".

En esas instrucciones se dice que es necesario reflexionar al elegir las ilustraciones sobre "profesiones y oficios; tareas domésticas o cargos públicos". Además, no deben aparecer en ningún caso "señoras cargadas como mulas tirando del carro de la compra junto a señores que pasean a su perro", "niños que juegan al fútbol frente a niñas que saltan a la comba" o "niños que resuelven conflictos ante la admiración de las niñas". La repetición de estas imágenes durante muchos años caló demasiado hondo en el subsconsciente de muchos hombres y mujeres. Hoy día es difícil encontrar ese tipo de imágenes.

Grandes diferencias

Si se rebusca en cualquiera de los materiales usados en los colegios hace décadas, no es difícil encontrar grandes diferencias con los actuales, como las ilustraciones en las que la mamá cocina y el papá lee el periódico. Uno de esos textos era el Tesoro de las escuelas, en el que se podía leer: "La madre alimenta a sus hijos, los viste, vela por ellos noche y día, adivina sus deseos, acude a su llanto, los consuela y acaricia; los estrecha en sus brazos, los besa y está a su lado con dulcísimo cariño". Otro apartado señalaba: "Cuando una madre ve enfermo a su hijo no descansa, llora, se aflige y tiembla ante la idea de perderle, porque eso sería para ella como si le arrancasen el corazón". Y añadía: "El padre acostumbra a sus hijos a la obediencia y al trabajo, los saca de paseo, los manda a la escuela, los castiga y evita los efectos de la excesiva indulgencia de la madre; no quiere a sus hijos menos el padre que la madre; pero ésta es más impresionable, más vehemente, más expresiva, y aquél más reflexivo, más previsor, más reservado".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_