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Reportaje:EXCURSIONES

El río que nos lleva

"No bajarás dos veces al mismo río". Desde que la acuñó Heráclito, la metáfora río-vida ha tenido tal calado que es difícil cruzar un puente sin ver en las aguas la cifra de nuestro vario destino: están los ríos de pecho ancho y generoso, y los regajos mezquinos; los que van por derecho y los que se pierden en mil meandros; los cuatro grandes caudales y sus infinitos tributarios; los industriosos que atarean molinos y dinamos, y los que son cascada al viento y puro adorno; los que se salen de madre y los castos clamores donceles que, no conociendo la lluvia ni de oídas, toman por tal a la moza en agraz que se acuclilla de gran mañana entre los juncos churreros.Acodado en el puente de San Pedro, entre Torrecilla del Pinar y Zaorejas, el caminante repasa esta vieja filosofía con el Tajo, que es el río más largo de la Península (1.010 kilómetros) y el más señor. Nace en la alta cuna de Fuente García, a 1.600 metros, allá en los montes Universales de Teruel, y tras una juventud impetuosa en que se pone a prueba por estos desfiladeros de Guadalajara -sin rebajarse a la agricultura ni a otras servidumbres-, es sucesivamente guerrero (castillos de Fuentidueña y Oreja), cortesano (Aranjuez y Toledo) y monje como los buitres monjes que sobre él planean en las soledades extremeñas de Monfragüe, para ir a dar al cabo en el lisboeta mar de la Paja, cual anciano caballero que marcha sereno, desnudo de títulos y ropajes, al océano sin fondo de la eternidad.

Dejando atrás el puente de San Pedro, carretera de Zaorejas arriba, a cosa de un kilómetro el caminante coge a mano izquierda por una pista forestal que se adentra en el desaforado cañón del Tajo. A este acantilado paraje -escala de piedra entre el abismo rugidor y el cielo de los buitres- se le conoce como la Escaleruela, con diminutivo engañoso. José Luis Sampedro ha escrito: "El alto Tajo no es una suave corriente entre colinas, sino un río bravo que se ha labrado a la fuerza un desfiladero en la roca viva de la alta meseta. Y todavía corroe infatigable la dura peña saltando en cascada de un escalón a otro, como los que han dado nombre a aquella hoz".

Precisamente en la Escaleruela arranca El río que nos lleva, novela en que Sampedro evoca la épica de los gancheros, aquellos rudos equilibristas que, saltando de tronco en tronco, guiaban río abajo miles de pinos sin más ayuda que un palo acabado en gancho. En ese tablado flotante acaecían amoríos, celos, rencores, lealtades: todo precario, azaroso, efímero e irrepetible, como la vida misma. El símbolo es claro como el agua del alto Tajo, máxime si se considera que los gancheros conducían la maderada desde la sierra virgen al vetusto Aranjuez, en una singladura que duraba desde finales del invierno hasta bien entrado el estío. Todo un ciclo, toda una vida...

Algo menos -seis horas y pico- le lleva al caminante remontar el río siguiendo la mentada pista, de 26 kilómetros de longitud y llana como vida de rico, cuyos hitos son las siete zonas de recreo y acampada que hay, a contar desde el principio de la misma, en los kilómetros 3 y 4 (fuente Falaguera); 10,5 (vado Salmerón); 14 (fuente de la Parra); 16 (fuente La Teja); 17,5 (Las Tobas) y 22 (La Guardia). Otros hitos, mas éstos naturales, son los acantilados y cascadas tobáceas de la Escaleruela; los escarpados meandros que traza el río junto al vado Salmerón; los innumerables verdes y azules del agua encajonada entre riscos grises o rojizos de roca caliza, y el olor a pino laricio y boj que perfuma todo el camino, hasta llegar al puente por el que pasa la carretera de Poveda a Taravilla, final del recorrido.

Bañándose en un remanso color verde-esperanza, cabe la fuente de la Parra, el caminante ve en el espejo de las aguas una cara que ya no es joven y siente, con una pizca de nostalgia y otra de socrática y festiva resignación, la gran verdad de Heráclito y de la copla ganchera: "Las maderadas se vienen, / las maderadas se van, / y nosotros nos iremos / y no volveremos más". Así es el río de la vida.

Ideal para ciclistas

- Dónde. El puente de San Pedro, punto de partida de esta marcha, dista 200 kilómetros de Madrid yendo por la carretera de Barcelona (N-II) hasta Alcolea del Pinar, para seguir 43 kilómetros por la N-211 (dirección Molina de Aragón) y desviarse a la derecha hacia Torremocha del Pinar, Torrecilla del Pinar y Zaorejas; entre estos dos últimos pueblos, el puente de San Pedro salva el río Tajo. - Cuándo. Itinerario de seis horas y media de duración -27 kilómetros, sólo ida-, con un desnivel acumulado de apenas 150 metros y una dificultad media-alta debida a su gran longitud. La bicicleta, por eso mismo, es un medio idóneo para esta excursión, si bien los caminantes pueden acortar la marcha sin que pierda un ápice de su espectacularidad. En verano, todo el río es tentador para el baño.

- Quién. José Luis Cepillo, Francisco Ruiz y Juan Madrid son autores de Andar por cañones y barrancos de Guadalajara (Editorial La Tienda), guía en la que se describe esta ruta en sentido inverso (véase itinerario 15). Otra variante se hallará en 101 ecorrutas de fin de semana: Castilla y Madrid (Planeta), de José Luis Rodríguez.

- Y qué más. Cartografía: hoja 24-20 (Taravilla) del Servicio Geográfico del Ejército, o bien la 514 del Instituto Geográfico Nacional.

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