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El médico que firmó la defunción del guineano lo halló en un pasillo

El doctor no pudo hablar con los policías que lo detuvieron

Francisco Caravaca, el médico del Servicio de Urgencias Canario (SUC) que atendió al guineano Antonio Fonseca en la comisaría de Arrecife (Lanzarote) la madrugada del 20 de mayo, le encontró tendido en el suelo de un pasillo oscuro. Tuvo que ayudarse con una linterna para examinar al detenido y, cuando preguntó qué le había ocurrido, los policías presentes respondieron que no sabían nada.

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Para justificar su desconocimiento sobre el caso, los agentes presentes alegaron que los compañeros que habían practicado la detención se hallaban de servicio en la calle. "Yo les expliqué", declaró Caravaca a EL PAÍS, "que necesitaba saber si todo se debía a un mareo o a una sobredosis de heroína o a cualquier otro accidente, porque el tratamiento a aplicar sería distinto. Al rato me dijeron que se habían comunicado con los agentes que le detuvieron y les habían contado que durante la persegución el fugitivo se había golpeado con algo. Pero en ningún momento pude hablar con los policías que hicieron el servicio". Caravaca afirma que le sorprendió "ver a un señor joven tirado en el suelo". "Era algo realmente extraño", añade. "Pero toda mi obsesión era intentar reanimarlo con descargas eléctricas. Después traté de inyectarle algo en las flexuras del codo, pero tenía las venas totalmente colpasadas. Era imposible encontrarle una vía", explica.

El doctor asegura que no notó contusiones en el cuerpo, aunque sí le pareció ver ciertos hematomas en la cara. Aunque matiza: "Insisto en que se veía realmente poco, y dése cuenta de que era un señor de raza negra".

El presidente del Gobierno canario, Román Rodríguez, advirtió ayer al Ministerio del Interior de que creará una policía autónoma, como establece el Estatuto de Autonomía, si no se depuran responsabilidades en el caso. Rodríguez reconoció la fuerte presencia de los funcionarios de la seguridad del Estado procedentes de la Península, pero subrayó: "Lo que sí echamos de menos es el arraigo. Para comprometerse con una realidad tienen que estar imbricados en ella, y la rotación que tienen los policías no es la mejor medicina para ello".

Además, el Sindicato Unificado de Policía (SUP), al que pertenece uno de los agentes que detuvieron al fallecido, ha abierto una investigación paralela a las del ministerio del Interior.

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