Un nuevo internacionalismo

Hasta el agotamiento de las últimas contiendas relacionables con la guerra fría, siguió teniendo sentido el agravio comparativo entre promociones biomilitares sobre los tiempos a los que había debido hacer frente. La quiebra más o menos real del conflicto universal entre dos modos de producción deja la impresión de que no tienen sentido los grandes conflictos derivados de la lucha por la hegemonía en el orden económico y político marcado por la II Revolución Industrial. Un nuevo lenguaje balsamiza las contradicciones agudísimas que crea el sistema: relaciones norte-sur, centro-periferia, globalización, enmascaran la explosiva resultante de la fase actual del capitalismo imperialista.Si un ser humano joven hace 20 años podía aspirar todavía a luchar cuerpo a cuerpo contra el capitalismo, ahora se inculca la ideología de que no debe llegar a esa lucha, sin paliar en lo posible los efectos negativos del único modo de producción posible y benemérito. Y, sin embargo, 10 años después de la caída del muro de Berlín y la ruina de los países de socialismo real, crece una conciencia crítica del nuevo desorden internacional y manifestaciones de una nueva sensibilidad internacionalista enfrentada críticamente a los presupuestos nebulosos de la globalización. Están consolidándose las raíces de un nuevo conflicto y el sentido del compromiso en el futuro estará marcado por la dialéctica entre el globalizador y el globalizado, trasnsustanciación histórica de la antigua pugna entre el amo y el esclavo.