Inenarrable
Meta en una coctelera Vacaciones en el mar, La casa de los líos, Cristal y Los vigilantes de la playa; sazone el potaje con unas gotas musicales de Los teletubbies y del peor thriller que imaginar pueda; ponga cuidado en que ningún elemento conserve un gramo de enjundia; remueva, y lo que salga, si ha acertado con las medidas, deberá ser parecido a Paraíso, la serie con la que TVE-1 pretende, la noche de los miércoles, disecar el cerebro de los sufridos espectadores.El engendro en cuestión, remedo de la prehistórica Hotel, transcurre en un complejo turístico regentado por españoles en un país del Caribe. Allí trabajan los personajes principales: Raúl, el atractivo director; Paula, la relaciones públicas, enamorada de éste; Isabel, médica y rival de Paula en la conquista de Raúl; María, la recepcionista; Garrido, el concienzudo jefe de seguridad, y Roberto, el intendente. A este inquietante plantel hay que sumar los clientes que irán parando en el hotel en los sucesivos capítulos y que, por lo visto hasta ahora, no parece que vayan a incrementar la complejidad psicológica de los anteriores: turistas sexuales, delincuentes de pacotilla, parejitas en viaje de luna de miel o de reconciliación...
Paraíso intenta ser una ficción veraniega que pueda consumir toda la familia y que contenga elementos de comedia, de drama y de intriga. Sus carencias no vienen del género al que pertenece, por mucho que sea un género especialmente difícil por su voluntad de abarcarlo todo. Tampoco de la producción, aunque sea la responsable de un acabado propio de Arévalo. Lo abracadabrante es la ausencia de la mínima tensión dramática en unos guiones que no se despegan de lo más trillado y que permiten descubrir lo que va a suceder desde la primera secuencia. No sólo quién es el malo y quién el bueno, sino también a quién timarán y con quién se liará cada uno. En fin, pobres actores.
Paraíso fue vista por 2.885.000 espectadores (24,8% de cuota de pantalla).
