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Entrevista:GUALBERTOMÚSICO

"La decadencia del rock andaluz comenzó con su apogeo"

Gualberto (Sevilla 1945) figurará en los anales de la música española como un revolucionario de la fusión. De su primera banda, Nuevos Tiempos, germinaron los grupos emblemáticos del rock andaluz: Triana, Alameda y Smash. Como intérprete de sitar, ha acompañado al guitarrista Paco del Gastor y, más recientemente, a Ricardo Miño en el disco Contrastes.Pregunta. ¿Qué queda en usted de aquel rockero de los años setenta?

Respuesta. Creo que sigo siendo el mismo. Nadie puede negar que los años pasan, que ganas en algunos aspectos, acumulas más experiencias... Pero yo siento que sigo siendo Gualberto. Sigo llevando dentro a los Stones, a Hendrix, a los Beatles, a Frank Zappa. El otro día vi por televisión a Eric Clapton y estaba fantástico, pero desde luego sería ridículo que volviera a ponerse pantalones de campana. Esa es la clave: que la gente juzga la imagen, sin darse cuenta de que la raíz sigue igual.

P. ¿Qué tenía que decir antes el rock andaluz que ya no haga falta recordar?

R. No sé por qué el rock andaluz entró en decadencia. Recuerdo, por ejemplo, que tocábamos el Paint in black de los Rolling, pero sonaba moruno y flamenco a la vez. Adorábamos aquel sonido, pero no podíamos dejar de sentir como andaluces, y la mezcla salía de un modo natural, sin pensar en vender o no vender. Supongo que cuando estalla el boom de Triana, Medina Azahara o Alameda, cuando se alcanza el máximo apogeo, ese mismo techo señala la línea descendente.

P. Muchos se preguntan por su vena orientalista, ¿cómo llega el sitar a su vida?

R. Creo que el primero fue George Harrison, que introducía el sitar en dos canciones de los Beatles. Luego vendría Ravi Shankar, el gran maestro... Supe que los indios aprenden a tocarlo imitando la voz. Yo probé y todo lo que hacía me sonaba a frases flamencas. Empezaba tocando una soleá de Tomás Torre que me gustaba mucho y luego me ponía a improvisar en plan rockero. Así me salía.

P. ¿Puede ser la música una buena réplica a las aduanas y la Ley de Extranjería?

R. Sí, me gustaría mucho pensar que la música ayuda a levantar fronteras. Aunque no sé mucho de política, creo que el fundamento moral de una ley debería ser la hospitalidad con el vecino. Al menos, daría mejores resultados que la explotación. Siempre hemos aprendido de ellos, y ellos de nosotros.

P. ¿La música le ha hecho sentirse más cerca de los pueblos?

R. Desde luego, empezando por mi propio pueblo. En 1969 me fui a Nueva York porque estaba empapado de música anglosajona y quería conocer a mis ídolos. Y lo logré, pero también aprendí a apreciar mejor lo que había dejado en mi tierra. Tengo cintas con el grupo que acompañaba a Bob Dylan, donde se me oye enseñándoles a tocar por bulerías.

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