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California, laboratorio multiétnico

La población blanca dejará de ser mayoría antes de un año ante el imparable aumento de los hispanos

En algún momento, antes del 1 de julio del año que viene, si las proyecciones demográficas del Departamento de Estado norteamericano son correctas, California se convertirá en el primer gran Estado de EE UU en el que las personas de raza blanca dejarán de ser mayoría.La tradicional imagen de la California de posguerra, la de los Beach Boys, Disneylandia y suburbios soleados clónicos poblados por alegres trabajadores, aún no ha muerto, pero está en vías de extinción. Los blancos no hispanos suponen hoy en día las tres cuartas partes de las cifras de defunciones en California, y apenas un tercio de los nacimientos. La población de California se estima en unos 34 millones de habitantes, que se dividen en 17,4 millones de blancos no hispanos, 10,7 de hispanos, 3,9 millones de asiáticos y 2,3 millones de negros. No hace ni 30 años, el Estado era blanco en un 80%. Cerca de tres millones de inmigrantes entraron legalmente entre 1980 y 1994, la mayoría de América Latina, y se cree que otros dos millones pudieron entrar ilegalmente.

El término hispano puede confundir a los no iniciados en demografía americana. Se trata de una denominación étnica, no racial. Es decir, mete en el mismo saco a latinoamericanos de todas las razas: blancos, negros, mestizos e indios de todas las culturas.

Los expertos creen que los costes a corto plazo de semejante avalancha han sido muy altos, pero que los beneficios que va a producir a largo plazo son también enormes, tan pronto como las nuevas generaciones de inmigrantes se integren y comiencen a alimentar la economía. Este cambio ya se está dejando notar en todos los ámbitos de la sociedad, incluyendo duras batallas públicas a favor y en contra de la reducción de los servicios para los inmigrantes ilegales, los programas de integración o el debate de la educación bilingüe.

Las consecuencias políticas del cambio son difíciles de predecir. Del millón de nuevos votantes que se han registrado en la última década, prácticamente todos son hispanos. En 1990 constituían el 4% del electorado, y hace dos años ya eran un 14%, mientras los blancos caían del 84% al 74% en el mismo periodo y los negros subían ligeramente del 7% al 8%.

"Nadie sabe cuándo se cruzará esa línea, pero lo que es seguro es que va a ocurrir", dice Gray Davies, gobernador demócrata de California. "No cabe duda de que una mayor diversidad de la población provoca tensiones e incluso conflictos potenciales, pero también nos refuerza mucho", afirma. Y es que el cambio demográfico ha comenzado a influir decisivamente en los resultados electorales, ya que gran cantidad de los hispanos se han volcado con el Partido Demócrata como reacción a las campañas de los republicanos para endurecer las medidas contra al inmigración ilegal. Son este tipo de políticas las que pueden meter en serios problemas al gobernador de Tejas y candidato republicano a la presidencia, George Bush, a la hora de ganarse el voto californiano. Sin embargo, los estudios muestran cómo, a pesar de que la mayoría de los hispanos se declara demócrata, en temas como el aborto sí se sitúan en la órbita ideológica del Partido Republicano.

En Los Ángeles, el cambio demográfico ya se ha producido de facto, y es perfectamente visible en multitud de barrios donde los carteles están en idiomas distintos al inglés. En esta ciudad está la población de emigrantes coreanos más numerosa del planeta y la mayor concentración de iraníes del mundo occidental.

California no es el primer Estado de la Unión en el que los blancos no hispanos ya no son mayoría. Esta situación se da ya en Hawai, donde la mayoría es asiática. Pero sí es el Estado más grande de los que afrontan este cambio, y para los blancos californianos de toda la vida está resultando vertiginoso.

Aunque California está considerada como el gran crisol de culturas de Estados Unidos, y otros grandes estados, como Tejas, Florida, Nueva York o Illinois van camino de compartir la misma diversidad cultural y racial, los expertos en demografía estadounidenses afirman que la generalidad del país no se pondrá al nivel de California hasta mediado el siglo que viene. Incluso entonces, los pequeños estados del interior seguirán siendo desproporcionadamente blancos.

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