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Tribuna
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Lapsus

Lunes 26 de junio. Cónclave general de políticos, empresarios, sindicalistas y arribistas de todo credo y condición. La cita es, a media mañana, en el más noble de los salones del Ayuntamiento de Alicante, aquel del que cuelga amenazadora una lámpara de lágrimas que hace tiempo que dejó de brillar porque no hay quien la limpie. Convocan Generalitat, Ayuntamiento y Diputación. Corbata y traje largo indispensables. Mediaba una misiva oficial y estaban todos los que son, serán y aspirantes, porque ya se sabe que en los tiempos que corren quien no rinde pleitesía no puede exigir más tarde justa correspondencia. Faltaría más.Se trataba, claro, de vender otra vez un proyecto, presentado ya en 1992, pero en esta ocasión por partida doble. Tranvía para el todo Alicante y conexiones ferroviarias con Elche, el aeropuerto, el puerto, las playas y un entorno metropolitano que, de puro ambicioso, cruza dos comarcas y llega hasta Benidorm, la auténtica y genuina, aunque intuyo efímera, capital del País Valenciano, se pongan como se pongan los del cap i casal. Por si fuera poco, nos vendieron una nueva estación de autobuses y, claro está, el aderezo del soterramiento de las vías de Renfe. Naturalmente se habló del AVE, de Terra Mítica, de la Ciudad de la Luz y de la Ciudad del Cine. Humo y más humo, y todos babeando disfrutando ya en sueños de un tranvía que no tendrá parada en la Malva-rosa.

La excusa, repito, era el tranvía del sur. ¿Kilómetros? Los que hagan falta. ¿Paradas? Una veintena, y ninguna me pilla a mano. ¿Presupuesto? Qué más da, unos 20.000 millones de pesetas, por poner algo. ¿Financiación? Qué pregunta tan capciosa, pues está asegurada, claro. ¿Plazos de ejecución? Según, oiga, el cristal con que se mire o la voz que escuche usted. Si es la del alcalde, seis años. Si la del consejero, la mitad.

Mientras los datos se agolpaban en mentes y libretas, alguien echó en falta una mínima referencia al molt honorable, al que ni se mentó siquiera. ¿Lapsus? ¿Una milonga sin Zaplana?

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