El pistolero del 'comando Donosti' remató a López de Lacalle en el suelo
ETA ha puesto de nuevo a trabajar a los pistoleros del comando Donosti, al que apunta la Ertzaintza como autor del asesinato de José Luis López de Lacalle. Su asesino le descerrajó dos tiros en el pecho y, ya en el suelo, le remató de otros dos disparos en la cabeza, según se deduce de la trayectoria de los proyectiles. Los testigos no han identificado al asesino, ni al terrorista que presuntamente le acompañaba. Sí han relatado que el pistolero, en su huida, tropezó con una furgoneta y apoyó su mano en el capó, pero tuvo la sangre fría de borrar las huellas.
La Ertzaintza ha tomado declaración a algunas personas que se encontraban en las inmediaciones de la calle Ondarreta de Andoain (Guipúzcoa), donde se produjo el atentado que costó la vida a José Luis López de Lacalle.Los testigos, sin embargo, no han podido identificar a su asesino. La policía vasca sospecha que el pistolero no actuó solo y que contó con el apoyo de otro miembro del comando Donosti de ETA, uno de los más sanguinarios de la banda. De hecho, este comando ha asesinado a seis de los siete ediles del Partido Popular vasco muertos a manos de la organización terrorista.
Fuentes de la investigación, citadas por la agencia Vasco Press, indicaron que uno de los testigos que vio alejarse al pistolero pudo comprobar cómo éste, en su huida, tropezó y se apoyó en el capó de una furgoneta para no caerse. Sin embargo, tuvo la sangre fría de pasar la manga de la chaqueta por el lugar donde puso la mano, para borrar cualquier huella.
Los especialistas de la Ertzaintza en investigación dactilar pudieron comprobar que la superficie del citado vehículo había sido limpiada. La policía también ha estudiado otros dos vehículos con matrícula de Madrid que se encontraban aparcados en las proximidades y despertaron sospechas, pero sin obtener pistas.
Se utilizó un revólver
En la inspección ocular de la zona no se ha encontrado ningún casquillo, a pesar de que José Luis López de La Calle recibió cuatro disparos, por lo que los investigadores creen que el asesino empleó un revólver.
También fue ésta el arma utilizada en el atentado contra el concejal popular de Irún (Guipúzcoa) José Luis Caso, en diciembre de 1997, el último crimen del comando Donosti en el que intervino un pistolero. La policía sospechó en su momento que los asesinatos cometidos pocos meses después, en mayo de 1998, del concejal de Unión del Pueblo Navarro (UPN) Tomás Caballero y del guardia civil retirado Alfonso Parada, ambos asesinados a balazos, pudieron ser también obra de pistoleros llegados desde de fuera de Navarra y Álava, pero no pudo confirmarse.
Tras la ruptura de su tregua, en diciembre de 1999, ETA ha recurrido al coche bomba -para matar al teniente coronel Pedro Antonio Blanco, el 21 de enero en Madrid, y al diputado socialista Fernando Buesa, el 22 de febrero en Vitoria- y ha ensayado sin éxito el envío de paquetes bomba a periodistas, pero hasta el pasado domingo ha mantenido inactivos a sus pistoleros.
También en el único atentado atribuido al actual comando Donosti, cometido el pasado 6 de marzo contra un vehículo de la la Guardia Civil en el barrio donostiarra de Intxaurrondo, que se saldó con siete heridos, utilizó el método del coche bomba.
La Comisaría General de Información reveló entonces la identidad de dos presuntos autores del atentado: un joven laguntzaile (colaborador) del anterior complejo Donosti, Ekaitz Ruiz Ibarguren, y otro miembro desconocido hasta ese momento, José Ignacio Krutzaga Elezkano.
'Comando' reconstituido
Lo que para el Ministerio del Interior ofrece pocas dudas es que el comando Donosti se reconstituyó durante la tregua de ETA y está compuesto por dos taldes (grupos), uno de ellos itinerante, al que se atribuye el atentado que costó la vida a Fernando Buesa.
Parte de dicho comando quedó desarticulado en marzo de 1999, cuando el Cuerpo Nacional de Policía detuvo en San Sebastián a los liberados Sergio Polo y Kepa Etxeberria, así como a otros siete colaboradores. Del complejo Donosti formaba parte también José Luis Geresta, que huyó a raiz de la detención de sus compañeros y fue hallado muerto en Rentería tras vagar durante tres días por el monte.
