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Reportaje:

Madrid, con el marcador a cero

Mábel Galaz

Madrid parte de cero en su lucha por ser algún día sede de unos Juegos Olímpicos. Una idea que gusta airear a los políticos, pero de la que desconfía la gente del deporte. Convertirse en capital mundial durante tres semanas, reunir a los mejores atletas llegados de todos los continentes y acoger a las máximas autoridades de las naciones participantes es un reto con el que sueña cualquier Ayuntamiento. Pero no basta con lanzar la idea, con hacer una declaración de intenciones. El Comité Olímpico Internacional (COI) es muy exigente en sus condiciones para admitir una candidatura oficial, más aún para considerarla la más idónea.En la carrera olímpica a la que Madrid se ha apuntado "sin plazos, sin fechas", según ha anunciado el alcalde José María Álvarez del Manzano, la ciudad parte bajo mínimos. Juan Antonio Samaranch, presidente del COI, así se lo ha trasladado al primer edil madrileño en la visita que hace 10 días le hizo en Lausana (Suiza). Samaranch recomendó al alcalde, como primera medida, que promocione Madrid entre las autoridades del deporte mundial, y para ello le invitó a que se ofreciera para organizar una asamblea del COI en la ciudad. Madrid necesita, según los expertos, al menos 10 años para dejar de tener el marcador a cero.

Y es que Madrid es una desconocida para muchos de los miembros del COI, que son los encargados de estudiar las candidaturas. La razón es tan simple como que la capital de España apenas figura en los calendarios internacionales.

La falta de instalaciones de primer nivel ha hecho que las pruebas más importantes que se disputan en España se celebren en otros lugares. Barcelona se lleva la palma. Allí, por ejemplo, se disputa el torneo de tenis más importante (el Godó); a Montmeló acuden las principales escuderías de la fórmula1; por el Palau Sant Jordi pasan torneos internacionales de baloncesto y hasta la selección de fútbol opta por el estadio de Montjuïc para enfrentarse a Italia, como también la UEFA designó al Camp Nou sede de la final de la Copa de Europa del año pasado.

Por televisión

En Madrid, los acontecimientos deportivos se ven a distancia, por televisión. Ni siquiera el hecho de disponer de dos campos de equipos de Primera División concede alguna oportunidad internacional a la ciudad. La última vez que la selección de fútbol jugó en Madrid fue en 1995, en el estadio Vicente Calderón, ante Argentina (2-1).

Y, si en el fútbol se escapan las oportunidades, en el resto de las modalidades los datos son más elocuentes. El desierto alcanza incluso a las competiciones domésticas. Madrid, por ejemplo, no tiene equipo de balonmano desde que el Atlético se deshizo del suyo. Cuando la sección de baloncesto del club madridista necesita una cancha, mientras arregla la suya, prefiere irse lejos que jugar en el viejo Palacio de los Deportes.

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Un repaso a los calendarios de los últimos cinco años avala el insignificante papel de la capital en materia deportiva. A escala internacional, el panorama es desolador. Tan sólo en dos ocasiones ha albergado competiciones internacionales: en 1996, en el estadio de La Peineta, la Copa de Europa de atletismo; y en 1999, un Concurso de Saltos de Obstáculos Internacional (CSIO) de hípica.

En los campeonatos nacionales, Madrid tampoco es una ciudad puntera, donde deportes como el baloncesto y el balonmano rehúyen las canchas de la ciudad para las finales de la Copa del Rey. Algo similar sucede con el tenis, que ha ido perdiendo el interés del circuito internacional. Los tenistas extranjeros sólo tienen apuntado en sus agendas el Torneo Godó, que se disputa en Barcelona.

La ausencia de Madrid no sólo obedece a cuestiones de índole deportiva, sino también de infraestructuras. El Ayuntamiento presume de tener muchos y buenos polideportivos para que los madrileños puedan hacer deporte, pero no tiene, en cambio, instalaciones de primer nivel. De la cincuentena de lo que el Instituto Municipal de Deportes (IMD) llama polideportivos completos, sólo seis se han hecho desde 1991, fecha desde la que el PP gobierna el Ayuntamiento. En estos años, según datos del IMD, la inversión en instalaciones ronda los 6.000 millones.

Samaranch tiene encima de su mesa la guía que Álvarez del Manzano le regaló con las excelencias de los polideportivos. "Madrid es una de las ciudades que mejores instalaciones tiene para los ciudadanos, pero otra cosa son las necesarias para celebrar unos Juegos Olímpicos", confió Samaranch a la delegación madrileña. "Sabemos que la inversión es necesaria. Hace falta terminar el complejo de La Peineta y construir un Pabellón Olímpico en los terrenos que antes pertenecían a la Ciudad Deportiva del Real Madrid", ha declarado Álvarez del Manzano a EL PAÍS.

La Peineta ha sufrido graves desperfectos tras su construcción. El proyecto para la ampliación que prepararon los mismos arquitectos que han levantado el estadio de La Cartuja está guardado en un cajón y, lo que es más grave, a los atletas de Madrid no les gusta La Peineta porque es una zona de mucho aire, que hace difícil las homologaciones de las marcas.

Lo primero que ha hecho el alcalde tras entrevistarse con Samaranch ha sido encargar a Juan Antonio Gómez-Angulo, primer teniente de alcalde, y a Ignacio del Río, concejal de Urbanismo, un estudio sobre las necesidades y viabilidad de la candidatura. "Es una carrera en la que no tenemos plazos", ha admitido el alcalde.

El Comité Olímpico Español (COE) se enteró por la prensa de la presencia de Álvarez del Manzano en Lausana.

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Sobre la firma

Mábel Galaz
Fue la primera mujer en pertenecer a la sección de Deportes de EL PAÍS. Luego hizo información de Madrid y Cultura. Impulsó la creación de las páginas de Gente y Estilo. Ha colaborado con varias cadenas de televisión y con la Cadena Ser. Ahora escribe en El País Semanal.

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