Pérez Villalta repasa su trayectoria a través de un centenar de obras gráficas

A Guillermo Pérez Villalta nunca le ha gustado que le llamen artista. Él prefiere "artífice", un término que se ajusta más a su necesidad creadora. Pintura, dibujo, escultura, mobiliario, arquitectura, escenografía y joyas son algunos de los campos que ha tocado Pérez Villalta. Pero si hay un género que cultiva especialmente, además de la pintura, son las artes gráficas. La muestra que se inauguró ayer en la sala Imagen de Sevilla reúne lo mejor de su obra gráfica. Fechadas entre 1972 y 1998, la mayoría son serigrafías, también incluye carpetas como Vistas del estudio o las ilustraciones de La odisea.

La muestra, organizada por el Museo del Grabado Español Contemporáneo y la Obra Cultural de Caja San Fernando, es una antológica de la obra gráfica de Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, Cádiz, 1948).Desde Cielo con estrellas, una serigrafía sobre collage realizada en 1973; hasta serigrafías sobre lienzo como Santa inconformidad o Recolector de frutos, ambas de 1998, la exposición es un recorrido que comienza por el pop y termina con influencias orientales.

La obra gráfica de Pérez Villalta, que podrá verse en la sala Imagen hasta el próximo 30 de abril, tiene entidad propia, nunca se trata de reproducciones de sus pinturas.

El artista, que fue Premio Nacional de Artes Plásticas en 1985, cuelga en esta exposición los 36 dibujos preparatorios que realizó para las ilustraciones de La odisea, de Homero, en la versión que tradujo José Manuel Pavón. Junto a los dibujos, que dan una idea del proceso constructivo que sigue el artista, con un sólido componente arquitectónico que siempre ha estado presente en sus obras, pueden verse los 24 aguafuertes que ilustran el texto de Homero. También se incluye en la muestra las ilustraciones de Faetón, el poema del Conde de Villamediana para el que el artista realizó diez aguafuertes.

La importancia de la cultura mediterránea, de la Grecia clásica, del Barroco y del Renacimiento en la obra de Pérez Villalta han dado paso a otras influencias.

En la década de los noventa, tanto en su producción gráfica como en el resto de los campos, el artista proyecta la fascinación que siente por el arte Oriental.