¿Flamenco, copla y franquismo?
En su columna del 29 de febrero, Vicente Molina Foix no distingue la copla del flamenco, desprecia la soleá como una españolada, identifica esos géneros con el franquismo, finalmente nos cuenta que ha visto la luz oyendo a Martirio, a Sabina, el disco Tatuaje... Máximo respeto para Sabina, Martirio y Tatuaje, pero ¡cuánta barbaridad junta y revuelta!Claro, que la cosa tiene raíces: considerar el flamenco y la copla un mismo vehículo de expresión (cuando no de exaltación y exportación de valores patrios), dándoles además un componente de arte degenerado (por franquista), es una inclinación muy habitual en muchos "ilustrados" de este país.Son grandes intelectuales, sordos vocacionales que olvidan casi todo lo esencial: que el flamenco es un arte crecido a fuego lento al margen y a pesar del fascismo, la ilustración, los Austrias y los Borbones; que es un arte mestizo y libertario que mezcla músicas bellísimas de medio mundo, letras de una terrible poética perdedora, y el grito de intérpretes muy frecuentemente completamente marginados del orden establecido; y que la copla fue en origen el medio de expresión y sustento de grandes maestros de la música y la escritura asociados a la vil canalla de su época...
Pero Molina Foix confunde torpemente el flamenco con su parte kitsch (que tienen todas las artes: la arquitectura, el cine, la pintura, el teatro...), sin saber que al hacerlo comete una inmensa injusticia histórica e insulta a muchos artistas del flamenco y la copla que murieron por la República o en el exilio; a los que, como Morente, Menese o Gerena, lucharon a grito pelado contra el franquismo en los años sesenta, y a algún otro, como Luis Marín, que murió arrollado en la Castellana por un coche conducido por fascistas...- ,
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