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Tribuna
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Votemos

Bueno, ya está, se acabaron los mensajes, los mítines, las pancartas y las vallas publicitarias. A partir de hoy y durante 48 horas el protagonista es el ciudadano, el que tiene la sartén por el mango. La cola con votantes esperando su turno ante la urna del colegio electoral, llevando la papeleta verde, blanca o salmón se convierte en el objetivo de los medios de comunicación. El candidato pasará a segundo término hasta la noche de mañana, en que de nuevo salga ante las pantallas para compartir la victoria o la derrota. Así viene siendo afortunadamente desde hace dos décadas, desde que el pueblo logró recuperar su capacidad de decisión secuestrada durante 40 años. Hoy es víspera de otro día importante. A partir de mañana, muchas cosas pueden cambiar en España. La posibilidad de un gobierno de unidad de la izquierda en Madrid supondría la homologación con los países europeos. Desde Berlín hasta París pasando por Roma se están dando nuevas experiencias de gobiernos progresistas con contenidos muy distintos a los de hace años. Que España se incorporase a esa onda tendría efectos muy saludables principalmente para el país y también para los dos partidos de la izquierda, obligados ambos a modificar sus anteriores estrategias.

¿Y en Andalucía? Parece que pocas sorpresas se esperan, a tenor de las últimas encuestas de la pasada semana. Ahora bien, si nos fijamos en los sondeos de las dos últimas convocatorias andaluzas, donde se produjeron cambios significativos en los resultados reales respecto de las previsiones, es lógica la prudencia que muestra Chaves. Queda por ver, en el caso de una mayoría relativa del PSOE, quién será el socio de gobierno o de legislatura: los andalucistas o la fórmula nacional del acuerdo con IU.

Pero no sigamos haciendo cábalas... Mañana cada uno de nosotros tiene la posibilidad de seguir o bien cambiar el paso del baile. El 12 de marzo volvemos a repetir ese momento delicioso en que cada uno de los votantes, con su simple papeleta en un sobre cerrado, puede modificar todos los diseños de los equipos de campaña y cambiar de golpe un país o una autonomía. Éste es el gran momento de la democracia. Por eso, cuando veo pintadas por las calles de mi ciudad pidiendo la abstención como un gesto activo contra el actual sistema político, las respeto, pero no las comparto simplemente porque me acuerdo de los años en que no pudimos votar ni al presidente de la comunidad del bloque. El acto del voto es lo que nos da derecho y legitimidad para criticar al sistema político, el nuestro. Vayan y voten.

JAVIER ARISTU

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