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Genoma valenciano

MANUEL TALENS

Como ahora todos los periódicos se sienten obligados a escribir sobre la dichosa campaña electoral que nos ha caído encima y durante las próximas semanas veremos, leeremos y escucharemos las sandeces de los políticos, a mí se me ha ocurrido tomar un rumbo diferente en mi columna de hoy, para que el público descanse un poco.

Este año los Reyes Magos me trajeron un regalo que es una verdadera joya. Se trata de un libro en dos tomos, de lujoso formato en color rojo y precio en el límite de lo asequible, que Edicions 3i4 sacó a la venta el pasado octubre y que lleva por título Els fundadors del Regne de València.

La primera garantía, su seriedad, está avalada por el autor, Enric Guinot, un profesor de historia medieval de la Universidad de Valencia con mucha obra en su haber sobre el feudalismo, los poblamientos y la creación de lo que llegaría a ser el País València (Els fundadors se presiente como una culminación y una síntesis de sus investigaciones anteriores).

La segunda garantía, que es la más interesante, se basa en el contenido. Els fundadors ofrece, ni más ni menos, una lista exhaustiva de "todos" los pobladores que vinieron aquí procedentes de otras tierras después de la conquista por el rey Don Jaime y formaron el tejido social del que provenimos. Son, por así decirlo, nuestros tatarabuelos.

Tal como indica en el prólogo Ricard Pérez Casado, los valencianos (me incluyo por lo que me toca de familia paterna) tenemos la suerte de disponer de una partida de nacimiento, algo que nos vacuna contra las mitificaciones gloriosas que padecen otros nacionalismos, para no ir más lejos, el vasco. Por suerte, nosotros carecemos de héroes épicos al estilo de los que hubo de inventarse Homero, pues los nuestros reviven en estas páginas con nombres y apellidos reales, que no son los de la población conquistada, sino los de los colonizadores, originarios de Aragón y, sobre todo, de Cataluña.

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Es bien sabido que durante los últimos lustros la caverna local, ahora de capa caída desde la defenestración de María Consuelo Reyna, ha estado intentando falsificar la historia y dar un protagonismo inexistente a los mozárabes que vivían aquí antes de la conquista, y eso con el fin de crear un sostén sobre el que apoyar la fantasmada del secesionismo entre el valenciano y el catalán. Este libro, que en principio no busca contrarrestar paparruchas de ese calibre sino fines mucho más dignos -como corresponde a la vocación universitaria de su autor-, de hecho logra con su brillantez poner en evidencia la poca o ninguna categoría científica del mundillo que gira en torno a la autodenominada Academia de Cultura Valenciana, motor ideológico de dicha corriente.

A través de un espléndido estudio de casi trescientas páginas, que preceden a otras mil con los apellidos de cada quisque en este territorio (con su fecha de llegada y su extracción), Enric Guinot nos ofrece en Els fundadors un verdadero genoma valenciano. Así, he sabido que el primer Talens se estableció en Teulada en 1249... y que el primer Casp lo hizo en Xàtiva en 1421, oriundo del Bajo Cinca, entre Lérida y Huesca. ¡Qué poco imaginaba aquel Domingo Casp que cinco siglos después un descendiente suyo llamado Xavier renegaría de su cultura por razones espurias!

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