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La policía desaloja sin violencia a una decena de "okupas" de un colegio abandonado del distrito Centro

Diez jóvenes okupas fueron desalojados en la mañana de ayer del edificio de la calle de la Bola,6, en el distrito Centro. La policía entró en el inmueble okupado hacia las nueve de la mañana y sorprendió a los jóvenes durmiendo. Los agentes les despertaron y les obligaron a abandonar el lugar. Los okupas acataron la orden y no fue necesario el uso de la violencia para efectuar el desalojo. La policía les dio tiempo para recoger sus pertenencias.La orden judicial que autorizó el desalojo de ayer procede de una denuncia formulada en julio por una empresa constructora, propietaria del inmueble, contra los inquilinos que se instalaron en el centro educativo. Los okupas, que tomaron la casa en junio, fueron denunciados en julio.

Los vecinos de la zona cuentan que la constructora pretende derribar el edificio al considerar que está en estado ruinoso, con la intención de despejar el solar para levantar nuevas viviendas.

El edificio okupado hizo las funciones de centro educativo hasta cinco años antes, cuando fue abandonado, según explicaron varios vecinos de la zona. Se llamaba colegio de San Ignacio y a él acudían niños de enseñanza primaria, según añadieron. El inmueble tiene dos plantas y un patio de recreo rodeado por una valla alta. En el patio había ayer numerosos pupitres amontonados.

Los jóvenes expulsados del viejo centro educativo miraban ayer a la policía desde detrás de la valla. Un candado en la puerta les impedía entrar en la que fue su casa durante seis meses. Desde allí bromeaban con los agentes: "Nos hemos dejado una cazuela con arroz. ¡Y la ropa en la lavadora!". Luego pasaron a vociferar consignas como "¡un desalojo, mil okupaciones!".

Se habían ganado el aprecio de muchos vecinos. "Eran muy prudentes. No hacían ruido en el barrio y eran muy educados. Se encargaban de limpiar el edificio del viejo colegio", comentó Margarita, de 42 años, que vive a dos números del inmueble okupado.

Los desalojados entregaron en comisaría un documento en el que otros 100 jóvenes se autoinculparon por la ocupación ilegal del edificio.

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