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El populista Portillo se convierte en el primer presidente de la Guatemala de posguerra

Tal y como estaba previsto, Alfonso Portillo y el Frente Republicano Guatemalteco (FRG), fundado por el general golpista Efraín Ríos Montt, constituirán el primer Gobierno de la Guatemala de posguerra. Así lo decidió este domingo el 68,32% de los votantes, frente a un 31,68% que apoyó a Óscar Berger, candidato del gubernamental Partido de Avanzada Nacional (PAN). En la misma noche del triunfo, Portillo convocó a su principal contrincante y a la izquierdista Alianza Nueva Nación, que integra a la antigua guerrilla, a un pacto nacional basado en los acuerdos de paz de 1996.

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Estos acuerdos, suscritos por el actual presidente, Álvaro Arzú, y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), pusieron fin a una guerra civil de 36 años, cuyas heridas siguen, sin embargo, abiertas. El presidente electo ha prometido asumirlos como la guía para su mandato.El FRG, aseguró Portillo, se montará "en el tren de la paz". "Los acuerdos contienen todos los cambios estructurales que el país necesita. Impulsaremos la reforma del Estado, el pacto fiscal y la descentralización. Pero no podemos hacerlo solos. Los tres, el PAN, la izquierda y nosotros, tenemos una oportunidad histórica para demostrar que estamos en camino de ser una clase política responsable".

Con una participación del 41%, y el visto bueno dado a la limpieza del proceso por los observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA), el triunfo de Portillo ha sido arrollador. Los casi 1,2 millones de votos logrados son una cantidad inédita en la historia de la reciente democracia guatemalteca. El control del Gobierno, del Congreso y de la mayoría de los ayuntamientos ha convertido al FRG, en palabras de Ríos Montt, en una apisonadora "en manos del pueblo".

Tono conciliador

Acompañado por su esposa, Evelyn, y por varios miembros de su equipo, Portillo mostró un tono conciliador en su primera comparecencia como presidente electo, en la medianoche del domingo. Reiteró que se desmarcará de los "grupos de poder" y prometió "sorpresas" a partir del 14 de enero, fecha en la que tomará posesión.

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Al mismo tiempo quiso lanzar un mensaje tranquilizador a los sectores que ven con prevención la llegada al poder del FRG, tanto por el discurso de confrontación de Portillo, que ha resucitado "la lucha de clases", como por la presencia en este partido de todo un sector militar (que encabeza el propio Ríos Montt) vinculado a los años más negros de la represión durante la guerra. "Sólo les pido el beneficio de la duda, y que a partir de enero no me juzguen por lo que digo, sino por lo que hago", dijo. Portillo demandó a la comunidad internacional "una interpretación exacta" de los resultados electorales. "Queremos que nos ayuden no con dinero, sino con comprensión para los cambios que vamos a realizar", dijo. "Hemos ganado en las poblaciones más castigadas por la guerra. Su voto fue sí a la democracia y a la paz. Guatemala necesita que se le respete como país soberano, que tiene capacidad de pensar y elegir a sus gobernantes".

A la misma hora, atrincherados en su cuartel general, los miembros del PAN lloraban su derrota. Quien no ocultó un ápice su amargura fue el presidente Álvaro Arzú, frustrado por el "desdén" de sus conciudadanos. "En donde construimos más obras, en los lugares más recónditos del país, fue donde menos votos sacamos", decía el ahora mismo presidente en funciones del país. "Vamos a ser como la salud, que la gente no se da cuenta de que la tenía hasta que la ve perdida", añadió. Después lanzó sus baterías contra el FRG: "Dejamos una Guatemala mejor a la que encontramos, a pesar de la crítica artera de muchos canallas".

Resentimiento social

Más comedidos se mostraron los dirigentes panistas, que aseguraron que harán "una oposición constructiva y vigilante". Identificado como "el partido de la oligarquía", el PAN, dicen los expertos, no fue capaz de comunicar sus logros ni de frenar el resentimiento social que ha ido haciendo mella en una sociedad castigada por la exclusión y la pobreza, en la que el populismo portillista ha prendido con fuerza.

Algunos analistas, los menos, ven como una tragedia nacional el triunfo del FRG, al que el director del diario SigloXXI, Lionel Toriello, calificaba recientemente de "coalición de rufianes, oportunistas y resentidos".

La gran mayoría, así como la comunidad diplomática en Guatemala, cree que no hay que rasgarse las vestiduras y prefiere dar a Portillo un voto de confianza. En todo caso, insisten, el margen de maniobra del nuevo Gobierno está muy acotado. El nuevo presidente necesita limpiar la imagen del FRG y recabar la ayuda internacional para sacar a flote el país. Sus actos serán su mejor credencial.

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