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El ex edil del PP que simuló su secuestro por ETA será juzgado en San Sebastián

Aurora Intxausti

Bartolomé Rubia, Bartolín, ex concejal del PP de La Carolina (Jaén), será juzgado en San Sebastián -la fecha aún no se ha fijado- por un presunto delito de simulación de secuestro. Bartolín se habría inventado que un comando de ETA le capturó en el garaje de su casa y le trasladó hasta Irún (Guipúzcoa) en cinco medios de locomoción diferentes. Su supuesta odisea, en una época en la que los ediles populares eran blanco de la banda terrorista, movilizó al Ministerio del Interior y a la consejería vasca.

La Fiscalía de la Audiencia de San Sebastián acusa a Bartolomé Rubia, ex concejal del PP de La Carolina (Jaén) que sostiene haber sido secuestrado por ETA, de haber cometido un delito de simulación de secuestro, por el que pide para él una multa de 600.000 pesetas y el pago de las costas del proceso.El presunto autosecuestro de Bartolín obligó a intervenir a las Fuerzas de Seguridad del Estado, la Ertzaintza, el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) y jueces y fiscales de Guipúzcoa y Jaén. Además, el suceso se desencadenó en mayo de 1998, cuando la banda terrorista había apuntado a los cargos públicos del PP como los objetivos prioritarios de sus acciones.

Según Rubia, su secuestro habría comenzado a las 9.15 horas del 28 de mayo de 1998 en La Carolina y terminado doce horas después en Irún (Guipúzcoa), cuando, siempre según su relato, logró zafarse de sus raptores. Bartolín denunció el suceso en el juzgado de Irún, pero durante su declaración ante la juez que investigaba el caso se derrumbó. Se supo entonces que todo había sido invento de su imaginación.

Huida de película

En la historia de Bartolín no faltó de nada: secuestradores con pistola, dos coches, dos trenes, un narcótico, una furgoneta y una huida saltando desde un automóvil en marcha y cayendo por un terraplén.

La aventura del ex edil habría comenzado en su propio coche. Luego, dijo, los secuestradores le pasaron a un taxi. Posteriormente, fueron a la estación de ferrocarril para subir a un tren que los condujo hasta Madrid. Más tarde hicieron un transbordo de trenes para tomar un Talgo que los llevó hasta San Sebastián, desde donde se trasladaron en furgoneta a Irún.

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Hubo una reivindicación del secuestro en llamadas telefónicas al Diario de Jaén, Canal Sur en Sevilla y la Subdelegación del Gobierno en esa ciudad. Dos de las comunicaciones se realizaron desde el teléfono móvil de Rubia y la tercera desde una cabina cercana a la estación de Irún.

Pocos fueron los que creyeron la versión de Bartolín. Tan sólo, algunos dirigentes de su partido, que denunciaron de inmediato la acción de ETA.

Luego de haberse derrumbado ante la juez, Bartolín ha mantenido que el secuestro fue real y ha llegado a decir: "La verdad sólo la sé yo, la justicia y Dios". Una verdad que difiere de la del fiscal del caso, que considera que el único responsable de su supuesto secuestro es el acusado y por ello la única diligencia que practicará en la vista oral será su interrogatorio.

Bartolín fue instado por el PP a renunciar a su cargo, pero no lo hizo y se pasó al Grupo Mixto. En las últimas elecciones locales, las del 13-J, abandonó su carrera política.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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