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La Icaria femenina

En enero del año 2000 se levantará una nueva ciudad en Internet. Adoptará el nombre de Eleusis y la poblarán mujeres de toda condición. Esto, que podría ser la sinopsis de una película sobre amazonas digitales, es un proyecto auspiciado por la Universidad de Alicante, la empresa alteana Artefinal y el Instituto Andaluz de la Mujer. Se trata de una comunidad virtual en la que las mujeres podrán hallar los mismos productos y servicios que en una urbe de acero y cristal, sólo que Eleusis está especialmente pensada para saciar sus deseos, solucionar sus problemas y colmar sus aspiraciones.La directora de Artefinal, Angustias Bertomeu, presentó el pasado miércoles esta iniciativa completa y ambiciosa en la sede de la Asociación de la Prensa de Alicante, en un acto organizado por la asociación Dones i Comunicació. Definió la ciudad como "un espacio para la libertad femenina, pensado desde las mujeres para dar servicio a las mujeres".

Las promotoras de esta ciudad ciberespacial no han dejado ningún detalle al azar. Nada más cruzar el umbral de Eleusis, la viajera debería adquirir la carta de ciudadanía. "Siguiendo la doctrina europea que expone que una persona puede pasar a formar parte de un colectivo con el simple deseo de hacerlo, esa carta expresa el deseo de formar parte de Eleusis, con ella, las internautas pasan a ser ciudadanas", dijo Bertomeu.

Imaginemos un día en Eleusis. El espacio urbano está dividido en ágoras. En el de la información, la internauta se desayuna con el periódico de la ciudad (cuyos temas giran en torno a la mujer o provienen de fuentes femeninas). Allí encontrará también una biblioteca y una librería feminista en la que hacer sus compras literarias. Si es periodista, podrá aportar una noticia sobre o que afecte a las mujeres a una agencia que enviará despachos a los medios de comunicación. Si es escritora, podrá publicar su libro en formato multimedia o impreso.

Hora de ir a trabajar. El ágora de servicios contará con ofertas de teletrabajo y con un parque de empresas a través de las cuales las ciudadanas puedan hacer sus negocios. Sin moverse de su casa, la internauta trabajará para cualquiera de las firmas presentes en Eleusis. En este mismo espacio, la pausa del almuerzo le servirá para acudir a la agencia de viajes para planear sus vacaciones, consultar la cartelera, comprar entradas para espectáculos o dejarse aconsejar sobre un restaurante. Si está pensando en cambiar de ordenador, en la chatarrería tecnológica encontrará asesoramiento sobre el equipo que más se ajuste a sus necesidades. Si llega la hora de comer y no tiene nada en la nevera, en la sección de café y copas encargará comida a domicilio. Para no comer sola y en silencio, en la cocina encontrará amigas dispuestas a charlar. Las confesiones más íntimas se reservan para el desván. Ambas serán salas de conversación en tiempo real.

La internauta empleará la sobremesa para recabar información que le sirva para solucionar sus problemas. Irá al ágora del pensamiento y la investigación y podrá consultar dudas respecto a su divorcio, sobre cómo huir de un entorno doméstico violento o cómo emprender acciones legales contra su empresa. Para relajar tensiones, lo mejor es ir al ágora de la creación y cultura y esparcirse con información sobre teatro, cine o literatura. Al filo del ocaso de la jornada laboral, la internauta se reservará unos minutos para aprender a utilizar mejor las nuevas tecnologías en el ágora de la formación.

La noche es joven. Sin todavía le quedan fuerzas, podrá acudir a la plaza central en busca de fiesta y subversión. Si, por el contrario, lo único que desea es relajarse o encontrarse con su pareja, las termas se convertirán en su lugar de descanso y seducción.

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Pese a este enfoque netamente femenino, los hombres también podrán empadronarse en Eleusis o darse un paseo por sus calles y avenidas. Eso sí, si ven pasar a una internauta, será mejor que reserven los silbidos y las procacidades para las ciudades donde, lejos de la utopía de esta Icaria femenina, todo sigue como hasta ahora.

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