La sopa de ajo de Verines FERNANDO VALLS
Desde hace 15 años, por estas fechas de septiembre se vienen reuniendo en una pequeña localidad de Asturias, en la casona que la Universidad de Salamanca tiene en Verines, a la vista del mar, escritores y críticos literarios de cinco lenguas (vasco, gallego, asturiano, catalán y castellano). Desde 1985, poetas, narradores, autores teatrales y ensayistas pasan tres días juntos exponiendo sus ideas sobre diversos temas y géneros literarios. Pero siendo saludable ese intercambio intelectual, lo que me parece más digno de resaltar es la conversación informal, la convivencia diaria, que suele empezar a las diez de la mañana y acabar -para los más charlatanes y noctámbulos- entrada la noche, siempre con alguna copa de más, como debe ser en estos casos... Pasarse tres días a ese ritmo, entre las sesiones más serias en la casona y las más jocosas del hotel, frente a la maravillosa playa de la Franca (a quien no la conozca le recomiendo el primer libro de José María Merino, Novela de Andrés Choz, cuya acción transcurre allí), da para mucho, sea bueno, malo o regular. Así, a lo largo de estos años, han surgido amores que han acabado en matrimonio, ligues pasajeros que a veces se plasmaron en textos, aunque -lamentablemente- de escaso calado literario, pero sobre todo han fructificado amistades perdurables y un conocimiento mucho más profundo de las peculiaridades e inquietudes de las otras literaturas de España. Este año, Víctor García de la Concha ha cedido por primera vez la dirección del encuentro a Luis García Jambrina, un joven profesor de la Universidad de Salamanca, autor de dos libros espléndidos sobre Miguel Espinosa y Claudio Rodríguez. Sin perder rigor ni intensidad, pero con menos participantes, los días han transcurrido con más calma y relajación que en ediciones anteriores. Como ya ocurrió en 1987, nos hemos vuelto a ocupar del cuento, de la novela corta y del microrrelato, de su imposible definición, de su relación con otros géneros, y -sobre todo- de sus infinitas posibilidades y estrategias. En representación de la literatura catalana han ido en esta ocasión Joan Perucho, Joaquim Carbó y Flavia Company, pero también han estado allí las escritoras catalanas que escriben en castellano Cristina Fernández Cubas, Mercedes Abad y Care Santos. Perucho inundó la sala de fantasmas; Carbó relató las dificultades que comporta el ser escritor e ir por libre en una tierra donde tantos autores tienen vocación de cortesanos; Cristina nos dejó boquiabiertos con la historia de su ya memorable abadesa (¿de dónde vienen los cuentos?); Flavia nos pusó una noche a todos, y a todas, contra las cuerdas; Care, durante su intervención, logró hacer verosímil una llamada a su móvil (¿financiada por alguna compañía de teléfonos?) de Julio Cortázar, y Mercedes Abad, al ser la primera en intervenir, por los rigores del orden alfabético, obligó a más de uno a rehacer su comentario y sus citas de Poe, Chéjov, Borges o Cortázar. En fin, cuando tanto se calientan la cabeza los padres de la patria para a menudo acabar inventando tontunas inútiles, los encuentros de Verines son como la sopa de ajo de lo literario (sencillo, barato y rentable): 30 personas conviviendo unos días e intercambiando lecturas e impresiones sobre cinco literaturas que pueden convivir en armonía, sobre todo si los de siempre no se meten a enmendar la plana en algo que el personal suele tener claro. Muchos de los escritores y críticos que un día coincidieron en Verines con Bernardo Atxaga, Carlos Casares, Montserrat Roig o Carme Riera se acabaron convirtiendo para siempre en interesados curiosos en la literatura vasca, gallega y catalana. Dados los tiempos que corren, no está nada mal, ¿no les parece?
Fernando Valls es profesor de Literatura Española Contemporánea en la Universidad Autónoma de Barcelona.
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