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Un aluvión de mujeres piden la pulsera antiagresiones a la Generalitat

El Instituto Catalán de la Mujer y otras instancias de la Generalitat han recibido durante los últimos días multitud de llamadas de mujeres, algunas de las cuales ya gozan de vigilancia policial, que se sienten desprotegidas ante las amenazas de sus ex compañeros sentimentales y solicitan que se les facilite una de las pulseras antiagresiones del plan piloto que se ha puesto en marcha desde la semana pasada en Girona. La mujeres han tenido conocimiento de la iniciativa por los medios de comunicación.

Una pulsera con un pequeño transmisor insertado permite alertar a los Mossos d"Esquadra cuando la mujer se encuentra en peligro dentro de su domicilio. Desde el momento en que solicita ayuda, la policía autonómica tiene línea directa de habla-escucha con la mujer agredida y puede actuar en consecuencia. Esta experiencia ha quedado restringida, de momento, a cuatro mujeres de Girona a las que el juez o los cuerpos de seguridad han autorizado protección policial, aunque más adelante, si los resultados son positivos, podría extenderse a otros casos extremos de amenaza, en los que el agresor continúe acosando a su ex compañera o haya vulnerado una orden judicial de alejamiento. La portavoz de la Red de Mujeres de Girona, Marta Latorre, reconoce las ventajas del innovador ingenio, pero ha tildado el plan piloto de propagandístico y ha reclamado al Gobierno catalán mayores inversiones en medidas de prevención y reeducación, menos llamativas, en su opinión, pero más efectivas. La repercusión de determinados crímenes conyugales ha contribuido también a generar alarma entre las mujeres que sufren situaciones de violencia doméstica. Las fuerzas de orden público tienen comprobado que después de crímenes como el que ocurrió el pasado viernes en Maçanet de la Selva, en el que José Luis Cumbreño, de 31 años, estranguló a su mujer, se desencadenan también oleadas de denuncias por malos tratos. El parricida de Maçanet declaró ayer durante más de cuatro horas ante el juez de Santa Coloma de Farners (Selva), quien decretó su ingreso en prisión sin fianza. Cumbreño se reconoció como el autor de la muerte de su mujer, Gloria Caridad Falcón, de 36 años y nacionalidad cubana, "en un momento de ofuscación". Cumbreño la estranguló el viernes a mediodía en la torre que ambos compartían en la urbanización Mont-Barbat, en Maçanet de la Selva, para luego enterrarla, a unos 30 kilómetros, en una zona boscosa de Cassà de la Selva.

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