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Lamela logra la mejor marca del año

El atleta asturiano salta en Turín 8,56 y ya está entre los 10 mejores de la historia

Yago Lamela es un tren imparable. Cada día que pasa, más asombra al concierto del atletismo mundial a golpe de saltos de una calidad fuera de lo normal. El último golpe lo dio ayer al lograr 8,56 metros en su último intento, en la reunión de Turín. Una marca que, aparte de ser una de las más importantes conseguidas nunca por el atletismo español, significa muchas cosas. En primer lugar, que Lamela, de 21 años, es un competidor sin igual: la presión le da alas. Con la marca de ayer, iguala al aire libre los 8,56 metros que le valieron la plata en el Mundial en pista cubierta de Japón. Ya todo el mundo sabía que aquel salto que asombró a medio mundo no era casualidad; pero, por si acaso, más vale ratificarlo. Los 8,56 metros, conseguidos menos de una semana después de los 8,49 metros de Guadalajara, son también la mejor marca mundial del año, la segunda europea de todos los tiempos (Lamela rebasa los 8,54 metros del alemán oriental Lutz Dombrowski en 1980 y sólo se ve superado por los sospechosos 8,86 del soviético Robert Emmiyan en la altura de Tsajkadzor en 1987 y durante una competición local). Y convierten al atleta de Avilés en el décimo mejor saltador de todos los tiempos. Sólo grandes nombres, de los más grandes de la historia del atletismo, le superan: Mike Powell (8,95 metros), Bob Beamon (8,90), Emmiyan, Carl Lewis (8,79), Larry Myrics (8,74), Eick Walder (8,74), Iván Pedroso (8,71), Kareem Streete Thompson (8,63) y James Beckford (8,62). Y sólo dos de ellos, el cubano Pedroso y el jamaicano Beckford siguen en activo. Son sus dos grandes rivales para el Mundial de Sevilla (el próximo agosto), un sueño que cada vez está más cerca, con una ventaja para el asturiano: la edad. Pedroso tiene 27 años, Beckford, 24; Lamela, 21.

Lo primero que hizo tras su salto Lamela fue llamar a su entrenador de Oviedo, Juanjo Azpeitia. Le dijo dos cosas. Primero le contó su serie de seis saltos (tres nulos y tres válidos, los tres por encima de los ocho metros) y también la de Beckford, su rival del día. Lo segundo que le dijo fue que estaba muy cansado y que tenía ganas de tumbarse.

Lamela empezó con 8,15 metros; Beckford, con nulo; en el segundo intento, 8,24 del jamaicano y nulo del español; tercero: nuevo nulo de Lamela y Beckford aumenta la presión: 8.30. Acicateado, en su cuarto salto el asturiano vuela hasta 8,43 y fuerza a Beckford al nulo. En el quinto, la clave: el saltador de Jamaica llega a los 8,50, que superan el tercer nulo de Lamela. Se cumplían a la perfección los planes. "Yago fue con la idea de hacerle saltar a Beckford y él colocarse a rebufo", explica Azpeitia. Funcionó: 8,56 en su sexto salto. Inapelable. "Los 8,50 de Beckford me motivaron mucho para intentar ganarle"

"Los 8,56 son lo normal para su nivel, dentro de la locura, claro", reaccionó Juan Carlos Álvarez, técnico de saltos de la federación española. "Confirma todas nuestras previsiones de este invierno. Está claro que es uno de los mejores atletas del mundo. Y esto no es una elucubración".

Tampoco es una elucubración que Lamela necesita un rival peligroso para dar lo mejor de su inmensa capacidad. "Cuando los 8,49 metros de Guadalajara ya sabíamos que Lamela estaba en bastante más", dice Álvarez. "Aquel día no pilló tabla . Está claro que no es lo mismo saltar contra Beckford que prácticamente solo. Y Yago no sabía que en el estadio de Guadalajara tenía un espectador muy especial, Iván Pedroso, que se acercó a verlo".

Y Sevilla, y los últimos Mundiales del siglo XX, están ahí, a la vuelta de la esquina, a dos meses vista. "Y después de esta marca, lo que pase en Sevilla es imparable", dice Azpeitia, un hombre eufórico. "Ya asusta un poco lo que pueda pasar. Es increíble. Es un extraterrestre". Azpeitia, su técnico de toda la vida, cuenta cómo desde Japón han entrenado más tiempo y más duro; cómo aun estando gordito (81 kilos, cuatro más que en el Mundial bajo techo), Lamela, loco por las galletas, no pierde calidad. "Hay que afinarlo un poco, preocuparse por la alimentación". Y hay que prepararse para un guión no previsible hace poco: él, Pedroso y Beckford, un trío claro de favoritos. "No sabemos lo que tienen previsto Pedroso y Beckford, que quizás se inscriban en la Liga Dorada para luchar por el premio del millón de dólares, pero para Yago lo fundamental es Sevilla, y el resto un trámite. Ya podrá empezar a ganar dinero cuando sea viejecito, después de los Juegos de Sidney 2000".

Será, pues, una lucha psicológica en toda la regla. "Nosotros intentaremos mantenernos con contactos muy pequeños con ellos, y verlos desde fuera". El viaje de Lamela hacia Sevilla pasa por seis pruebas, tres de ellas señaladas por su importancia: el campeonato de España, el Europeo sub 23 y la reunión de Stuttgart, la última antes de Sevilla, donde se verán los tres favoritos, donde quizás Lamela vuelva a asombrar al mundo.

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