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La cúpula de CiU toca a rebato electoral

Tarragona y Lleida fueron ayer escenario de sendos mítines por los que circuló toda la dirección de Convergència i Unió (CiU). Jordi Pujol, Josep Antoni Duran Lleida, Pere Esteve, más los candidatos locales a la alcaldía de las dos capitales catalanas fueron los oradores, en la recta final de una campaña en la que la dirección de CiU ha tocado a rebato. El objetivo de este esfuerzo es, tal como dijo Pujol ayer, colocar la primera piedra para las autonómicas del próximo otoño, consciente de la importancia que el poder municipal tiene para CiU. Pasqual Maragall hizo anoche en Girona una lectura también autonómica y municipalista cuando aseguró que traspasaría las competencias en enseñanza a los ayuntamientos, "ahora cuando entremos en la Generalitat", subrayó. Hoy y mañana, los convergentes quemarán sus últimos cartuchos negando la posibilidad de un pacto con el PP en Barcelona -tal como reiteró ayer Joaquim Molins- frente a un Joan Clos a quien las encuestas dan como holgado cabeza de lista más votado. Clos prosiguió ayer con su campaña de proyectos y anunció que para los años 2003-2004 el área metropolitana de Barcelona debe llegar a las 40.000 plazas hoteleras. Mientras, el tercero en discordia, el alcaldable del Partido Popular, Santiago Fisas, no tuvo ayer su mejor día. Fisas calificó de "peligroso" prometer la creación de 85.000 puestos de trabajo sin saber que era una afirmación contenida en el programa general de su propio partido. PÁGINAS 4 A 9

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