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Reportaje:

ALZIRA (LA RIBERA ALTA) La capital de la nueva sanidad

Alzira ha hecho realidad algunos de sus sueños durante esta legislatura: el hospital comarcal y la mejora de sus comunicaciones. La capital de la Ribera Alta está conectada por autovía desde mayo con la N-340, lo que mejora su comunicación con Valencia, Madrid y Alicante por el interior. A la variante de Guadassuar, que evita la pesadilla de cruzar esta localidad, se le unió la Ronda Norte, que ha sacado el tráfico pesado del centro de la ciudad para acceder a los polígonos industriales. La inversión de la Generalitat en estas infraestructuras ha superado los 3.000 millones. Pero el mayor salto en la mejora de la calidad de vida de sus vecinos se debe al hospital de La Ribera. Con los 10.000 millones invertidos se han creado más de 700 puestos de trabajo. Gracias al hospital, que atiende a una población de 230.000 habitantes, Alzira se reafirma como capital de la comarca. La polémica en torno a la gestión privada que decidió aplicar a este centro el Consell no impide que su puesta en marcha haya beneficiado a la ciudad. El plan de rehabilitación del centro histórico aprobado en esta legislatura empieza a notarse en el viejo barrio de La Vila, donde el Consistorio ubica la mayoría de los servicios para revitalizarlo. Pero Alzira aspira a contar con más dotaciones para liderar los 46 municipios de la comarca. Aparte de la agricultura, tiene una industria diversificada y cuenta con una oferta cultural considerable y un comercio pujante que atrae los fines de semana a sus poblaciones vecinas. Partidos como el BNV, el PSPV y el PP incluyen en sus programas la promoción turística, que tiene sus principales atractivos en los parajes como La Murta y La Casella. Las principales formaciones codician la alcaldía y apuestan fuerte para lograrla. El PP, que tuvo la vara de mando durante los dos primeros años de legislatura y la perdió, pretende recuperarla con Elena Bastidas. Su anterior candidato, Alfredo Garés, que fue investido alcalde con los votos del PSPV y de UPV, se marchó a UV junto con otros tres ediles y 70 militantes del PP tras ser sancionado por el partido por no romper el pacto con socialistas y nacionalistas. El PSPV, que gobernó la ciudad durante 16 años, aspira a recuperar el poder con Pedro Grande. En medio emerge la figura de Francisco Blasco, que con el PSI-CV superó en los anteriores comicios a sus principales rivales. Es el candidato a batir y con quien nadie quiere pactar. Tres formaciones tendrán mucho que decir a la hora de establecer una mayoría: UV, que ostenta la alcaldía a pesar de que sólo logró en 1995 un edil; la coalición Bloc-Els Verds, que estrena alcaldable con el médico Tomás Pérez, y EU con el profesor Enric Pérez. Ante esta perspectiva, el próximo alcalde puede ser de derechas, de izquierdas o de centro.

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