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El PP pretende esconder la prostitución de la Casa de Campo

Antonio Jiménez Barca

La policía seguirá multando a quien practique el sexo a plena luz del día y a la vista de los paseantes. El concejal de Seguridad, José Ignacio Echeverría, del PP, apoyó ayer la multa que una patrulla impuso el 13 de abril pasado a una prostituta y a su cliente por mantener relaciones sexuales, a las 11.35, dentro de un coche aparcado en la Casa de Campo. Echeverría asegura que la solución se encuentra en otro sitio: "Intentaremos alejar la prostitución a las zonas más recónditas de la Casa de Campo".

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La ordenanza en la que se basa la policía para penalizar este tipo de conductas en la Casa de Campo se redactó y aprobó en los años sesenta, y mezcla, en el mismo artículo, el "decoro en la vía pública" con las molestias ocasionadas por los talleres de coches. El concejal de Seguridad reconoce que la norma está desfasada, pero añade que hoy por hoy "es necesaria y se va a seguir aplicando". Ahora bien, al ser una ordenanza tan antigua, la cuantía de la sanción también se ha quedado, en cierta manera, desfasada: el practicar "actos indecorosos en la vía pública" sólo puede penalizarse con 1.000 pesetas, según aseguró ayer un técnico municipal. Para Echeverría, la ciudad "tiene un problema localizado en determinadas zonas de la Casa de Campo compartidas por los que van a ejercer la prostitución y los que van a disfrutar del parque". A juicio del concejal, hay que separar tajantemente estas actividades. Para ello, aseguró, se va a reunir con representantes de las prostitutas de la Casa de Campo, a fin de escucharlas "y de ver cómo se puede hacer" el traslado a otras zonas.

También dispone el edil de un estudio, llevado a cabo por el área de Medio Ambiente y el área de Seguridad conjuntamente, en el que se numeran las distintas zonas de la Casa de Campo y se especifica cuál sería la región ideal para que se encontraran las prostitutas y sus clientes.

La intención no es nueva. En agosto de 1998, el concejal de Seguridad reveló que había ordenado modificar determinados giros de tráfico para impedir que los automovilistas que acudían al Parque de Atracciones se mezclaran con los que iban en busca de prostitutas.

Concha García, representante de la asociación Hetaira, que se dedica a la defensa de las prostitutas, asegura que la intención del Ayuntamiento de alejar el problema a zonas recónditas es sólo una forma "de esconder a la vista lo que no quieren ver".

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Para García, la intención de Echeverría es una forma de practicar "la política del avestruz". "Lo curioso es que siempre que llega un periodo de elecciones hablan de alejar la prostitución de la Casa de Campo". "Lo que hay que hacer es regular la prostitución como si fuera un trabajo más", concluye.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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