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La furgoneta de la esperanza

Móstoles cede a los minusválidos un vehículo eespecial para facilitarles los desplazamientos

Una furgoneta para escapar del ostracismo social. Un vehículo adaptado para sillas de ruedas ha salvado a decenas de minusválidos de Móstoles (195.000 habitantes) del aislamiento al que estaban condenados por su incapacidad física para viajar en el transporte público común. "Tanto en los autobuses como en los trenes hay unos escalones que hacen imposible el acceso en silla de ruedas", destaca Juan Pedro Martín, trabajador social de la Asociación de Disminuidos Físicos de Móstoles (Adisfim), el colectivo que ha logrado la anhelada furgoneta. Su único bálsamo hasta ahora eran los taxis adaptados, pero escasean en la región. "Hay unos 30, lo cual supone avisarlos por teléfono para que te vengan a recoger desde donde estén, con el consiguiente coste", cuenta, por experiencia propia, una portavoz de la asociación, Milagros García. "Entre 9.000 y 9.500 pesetas de gasto por un simple viaje de ida y vuelta a Madrid", resalta.Pero la esperanza retornó en forma de furgoneta especial para minusválidos hace pocos días. La consiguió el Ayuntamiento de Móstoles con cargo a las subvenciones de la Comunidad. El vehículo está ya en manos de Adisfim, que se ha encargado de reclutar un conductor y corre con los gastos de mantenimiento hasta que llegue la subvención municipal, "de unos cuatro millones", según calcula García. Los primeros días de la furgoneta en circulación han sido de ajetreo y sueños cumplidos. Por tasas casi testimoniales, numerosos discapacitados mostoleños han acudido a rehabilitación con regularidad, han visitado a familiares y han podido incluso darse un garbeo por algún centro comercial de la zona, antes un "lujo inalcanzable".

Los responsables de Adisfim han emulado la corona de precios del abono de transportes, con Móstoles como centro neurálgico. Así una ruta de ida y vuelta por la localidad cuesta 150 pesetas, 250 a los municipios limítrofes, 400 pesetas a otros puntos del suroeste, 1.500 hasta Madrid capital y 2.000 cuando se trata de los lugares más alejados de Móstoles, dentro de la región, Alcalá o Aranjuez, por ejemplo. La furgoneta, que tiene capacidad para nueve plazas (para sillas de ruedas o en asiento), funciona sólo de lunes a viernes -salvo emergencias- y no hace falta ser socio de Adisfim para utilizarla. Basta con acreditar la minusvalía y solicitar la excursión con 48 horas de antelación. Aparte de la preciada rampa para aupar las sillas rodantes, el automóvil tiene adaptada la plaza del conductor, por si optaran por incorporar un chófer minusválido, que no es el caso.

La familia de la flamante furgoneta es variopinta. "El usuario más pequeño tiene ocho años y el mayor, unos 70", dice el trabajador social.

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