La UPC ofrece clases de magia a ingenieros a cargo de Màgic Andreu
La Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) ha contratado a Francesc Andreu, conocido popularmente como Màgic Andreu, para impartir un curso sobre magia e ilusionismo puestos al servicio de la comunicación empresarial. Se trata de un crédito de libre elección que ya han reconocido las escuelas de Ingeniería de Telecomunicaciones, de Informática y de Caminos y para el que se han matriculado 25 alumnos. Andreu explicó ayer en la presentación del curso que, como cualquier otra asignatura, tendrá una parte teórica, centrada en la historia de la magia, y otra práctica, destinada a que "el alumno adquiera la capacidad de comunicar o vender un producto determinado utilizando la magia como hilo conductor". Para ello explicará "cómo se aplica la magia en el mundo empresarial, las técnicas, los ritmos, la duración, los gags verbales o los juegos impronctus, como el que tras darle fuego a un fumador se hace desaparecer el encendedor, que sirven para descargar la tensión de una reunión bloqueada". Por lo que respecta a la historia de la magia, Andreu no parece que vaya a tener problemas para llenar sus clases. Según dijo, se remonta un millón de años en el tiempo, "como demuestran las pinturas rupestres en las que puede verse claramente cómo un hombre juega con tres cáscaras de nuez y una bolita en evidente posición trilera". También se practicaba, asegura, en el antiguo Egipto, como certifica un jeroglífico del año 1.400 antes de Cristo, en el que se puede observar cómo un mago corta y después pega la cabeza de un pato ante los ojos atónitos del faraón. Pero donde más magia puede encontrarse es en la Biblia, que "está plagada de ilusionismo, como el episodio en el que Moisés convierte un báculo en una serpiente o cuando Jesucristo convierte piedras en panes y peces". Al final de cada clase, Andreu responderá a las preguntas que le planteen sus alumnos, pero quiso dejar claro que sólo desvelará "trucos sencillos". "Los magos también firmamos nuestro juramento hipocrático, que jamás quebrantamos".
