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Tribuna
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Una Capilla Sixtina "culé" en Santa Coloma

- Teoría de la iconografía. Santa Coloma, Bar Jumilla, 16.30 horas. No se cabe. El bar está lleno. Muchos señores con faria o rossli, el tabaco del obrero especializado que se toma un paréntesis; señores con americana o cazadora, pero con corbata -que es como se visten muchos pensionistas los domingos, un poco como se vestían los obreros los domingos en la RDA-; chavales con chándal del Barça; chavales con chándal sin marca -tipo protagonista de una película con banda sonora de Los Chichos-; abueletes con gorra de aceitunero altivo, y señoritas acurrucadas en el hombro de su novio, con cara de me gusta mi novio. Todos y todas se amontonan en el local con ganas de liarla. Es el barcelonismo rampante, que sea lo que sea es lo contrario del madridismo rampante.- El barcelonismo rampante. Martín Martínez es el propietario del bar y fundador de la Peña Johan. El Gran Consejo de Denominación de Origen del Concepto Peña no le dejó ponerle Peña Johan Cruyff, cuando la palabra Cruyff ya no era politicaly correct. El bar está un poco más lleno que cuando el Barça juega un domingo en codificado. El de hoy será el primer partido que la clientela verá por satélite. "Hace una semana que tengo el satélite, pero pensé en ponerlo hace la tira. Desde el mismo día en que Aznar, je, je, dijo que eso del satélite era malo para el país". Mientras me tomo un bocata de jamón -¡qué jamón, señores!- y un vaso de Jumilla, Martín me explica el ambiente que se forma en el bar siempre que hay partido. "Muy divertido. Además hay uno que imita a Cruyff de película".

- El barcelonismo como "politicaly uncorrect". Empieza el partido. Silbidos ante los jugadores y la directiva del Madrid. Silencio indiferente ante la tribuna y el banquillo azulgrana. La gente canta el Cant del Barça, seguramente la obra más difundida de Josep Maria Espinàs. Su letra, por otra parte, tiene muy poco que ver con el fútbol. El partido evoluciona con alegría. Como la clientela, que a lo largo de los dos tiempos no habla de táctica, sino de iconografía, de lo que se desprende que el Barça y el Madrid representan dos iconografías diferentes. Apuntes sobre la iconografía azulgrana: cuando Roberto Carlos es expulsado, un señor dice: "Ya era hora"; hace sólo 20 minutos que ha empezado el partido, de lo que se deduce que el señor alude a toda una vida. En la segunda parte, cuando el Barça gana de calle, todo el mundo vocifera contra el equipo porque no marca: es la iconografía barcelonista del pesimismo. Hacia el final del partido, la gente canta consignas azulgrana en catalán contra el Madrid. El partido finaliza. Abrazos. Todo el mundo pone esa cara de alegría de cuando tu mejor amigo se ha ligado a la más bonita del baile. La calle está llena de coches llenos de chicos y chicas con la sonrisa de Robert de Niro, la sonrisa del Sur, que irán hasta Barcelona tocando el claxon. Santa Coloma ha ganado al Real Madrid, sea lo que sea el Real Madrid y su iconografía.

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