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FÚTBOL 20ª JORNADA DE LIGA

El Deportivo descubre el sudor

Los coruñeses anulan el juego del Celta y logran su segunda victoria en diez días frente al equipo vigués

Xosé Hermida

Arrinconadas algunas estrellas de mucho nombre y poca voluntad de sacrificio, el Deportivo ha descubierto el valor del esfuerzo físico y ha remontado el vuelo en una Liga en la que hace un mes parecía caminar a la deriva. Como antes en Balaídos y hace una semana frente el Madrid, el Deportivo volvió ayer a derrochar sudor para colapsar el juego de un Celta que se sintió toda la noche maniatado por la atosigante presión de su rival. Sólo al final, cuando el Deportivo se defendía con diez hombres, pudo el Celta torcer su destino, que ya estaba escrito desde el descanso. Pero el magnífico equipo de Víctor Fernández ha hallado una bestia negra esta temporada, que, para dolor de su afición, ha resultado ser el eterno rival del norte. La historia atestiguaba hasta ahora que Deportivo y Celta representaban dos escuelas futbolísticas distintas. Los coruñeses encarnaban por tradición el juego más técnico y elaborado -y también, todo sea dicho, un tanto propenso a la vagancia- frente a un Celta de espíritu proletario, que vivía del sacrificio y de la voluntad de lucha. Pero en el nuevo fútbol globalizado, las viejas identidades se derrumban y anoche en Riazor, Deportivo y Celta desmintieron a la historia.

DEPORTIVO 2

CELTA 1Deportivo: Songo"o; Scaloni, Donato, Schurrer, Bonnissel; Ziani (Armando m. 80), Flavio, Mauro Silva, Fran (Naybet m. 79); Turu Flores y Pauleta (Hadji m. 61). Celta: Dutruel; Míchel Salgado, Cáceres, Djorovic, Josema (Tomás m. 58); Makelele (Sánchez m. 58), Mazinho; Karpin, Mostovoi, Jordi Cruyff (Revivo m. 74); y Penev. Goles: 1-0. M. 9. Disparo de Turu Flores que pasa por encima del cuerpo de Dutruel. 2-0. M. 44. Gran jugada de Turu Flores, que regatea a tres defensas y bate a Dutruel con un disparo entre las piernas. 2-1. M. 79. Sánchez, de un disparo cruzado desde fuera del área. Árbitro: Fernández Marín. Expulsó a Schurer por doble amonestación (m. 78) y mostró tarjetas amarillas a Bonnissel, Míchel Salgado y Pauleta. Cerca de 30.000 espectadores en Riazor, que no se llenó. Unos 300 aficionados del Celta acompañaron a su equipo.

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La complicidad

Frente al fútbol preciso y de toque del equipo de Víctor Fernández, Irureta opuso una táctica guerrillera cuyo primer objetivo era colapsar al rival para sorprenderle con ataques por sorpresa. El Deportivo presionó como nunca -corrió más anoche que en todo lo que va de Liga- y no tuvo empacho en sacrificar la elaboración del fútbol por el balonazo a la delantera cada vez que el Celta adelantaba su posición. El resultado fue que el equipo perdió en estética pero ganó en eficacia. Y el Celta, sin espacio para hilvanar el tiquitiqui, sufrió como muy pocas veces esta temporada, pese al empeño de sus jugadores por imponer su estilo. El Celta disfrutó de la pelota, pero el Deportivo tuvo más profundidad y, sobre todo, más pegada.

Para la defensa del Celta, con tendencia a adelantarse hasta las inmediaciones del centro del campo, fueron un tormento los balonazos largos de Donato o Schurrer, que sorprendían a los vigueses con muchos metros libres a su espalda. De una jugada así nació el primer gol. El Celta no encontraba el modo de trenzar su fútbol y la pelota volaba sin dueño de un lado a otro. En una de ésas la cazó Turu Flores, pilló a la defensa adelantada y se la sirvió a Pauleta para que encarase a Dutruel. El resto lo hizo el portero francés, que se tragó un disparo muy mal dirigido, justo por el centro de la portería.

El Celta se desesperaba por hallar espacios, pero todo su empeño sucumbió ante la aplicación que puso el Deportivo para convertir el campo en un terreno abrupto en el que resultaba casi imposible encadenar dos pases. Agrupado cada vez más atrás, el equipo coruñés cerró todos los caminos al Celta a la espera de que llegase el momento de apuntillarlo. Y la ocasión llegó al borde del descanso. Turu Flores, tal vez el jugador que mejor simboliza el renacer de su equipo, volvió a ser providencial. El argentino hizo un gol a lo Maradona, tras regatear a media humanidad e irrumpir solo ante Dutruel.

Mostovoi se desperezó al inicio de la segunda parte para advertir a Riazor que el Celta no se resignaba. El ruso probó a Songo"o en una falta y dio un centro magnífico que Penev cabeceó a la madera. Viendo lo que había, el Deportivo echó el cerrojo. En ese aspecto, el trabajo de los de Irureta fue impecable, porque la defensa no flaqueó en ningún momento. Hasta que el partido dio un cambio repentino a diez minutos del final. El Deportivo se quedó con diez por la expulsión de Schurrer e inmediatamente Sánchez se aprovechó del primer despiste defensivo para marcar. La fase final, con un Celta rabioso y volcado sobre Songo"o, transcurrió como una eternidad para el público de Riazor, que casi se queda sin aliento cuando, con el tiempo a punto de concluir, Revivo remató al larguero.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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