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Horas de desconcierto en el PP de Andalucía

la propuesta de Aznar para que Arenas ocupe la secretaria general y los cambios internos dejan a los populares sin un candidato claro para enfrentarse al socialista Manuel Chaves

"Javier tiene a todo el mundo en vilo". La frase de un dirigente conservador pone de manifiesto el desconcierto que vive el Partido Popular de Andalucía desde que José María Aznar escogiese a Javier Arenas como futuro secretario general. Y a partir de ahí, ninguna certeza. Nadie sabe nada, nadie opina en público (salvo el singular alcalde de Granada), nadie hace una propuesta concreta sobre quién debe coger las riendas del único competidor que tiene el todopoderoso PSOE de Andalucía.El hecho de que no hay dirigente andaluz que se atreva a vaticinar qué va a pasar dice mucho de cómo los dirigentes del PP entienden la toma de decisiones. ¿Qué es lo único seguro? Primero: que Arenas será quien, después del congreso nacional, comunique el nombre de su sucesor como presidente regional. Segundo (y aunque parezca una reiteración): los cargos andaluces del PP, estructura regional que lidera el récord de militancia con 100.000 afiliados, no van a proponer quién va a ser su jefe.

La idea más extendida en el PP es que Arenas va a optar por una situación de interinidad. Es decir, nombrará a un presidente con mandato limitado hasta el congreso regional, que se adelantará a julio, sin provocar más cambios traumáticos que ensanchen el boquete abierto con su salida.

El propio Arenas ha dejado para otro turno la resolución de la segunda y principal incógnita: el nombre del candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía. El mes de junio es la fecha clave, una vez que los ciudadanos decidan quiénes van a ser sus alcaldes y se vea si en el mapa municipal, al menos en Andalucía, gana la gaviota o el puño y la rosa.

Quinielas

Arenas (nadie duda que será él y no Aznar) puede también preferir otra solución: la de cerrar de una vez por todas ambos asuntos (presidente del partido y candidato) y marcar con tinta indeleble al futuro hombre/mujer fuerte del PP. Pero el nuevo número dos tiene un problema: nadie quiere, al día de hoy, dar un paso al frente o, en palabras de los socialistas, "beber el cáliz de enfrentarse a Manuel Chaves". Goscinny y Uderzo seguramente utilizarían el recurso que emplean con Astérix: "¿Nadie? ¡No!". Hay un par de dirigentes que están dispuestos a optar a lo que es inminente, la presidencia del partido. Se trata de la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, y del portavoz parlamentario en Andalucía, Manuel Atencia. La primera ha apelado a la disciplina del partido, y el segundo, que mantiene un silencio sepulcral, parece ser de la opinión de que después del hiperliderazgo incuestionado de Arenas, todos iguales. Y él, el primero.En caso de que Arenas opte por una presidencia de interinidad hasta julio, las opciones que tiene en estos momentos están limitadas a seis personas, los cinco vicepresidentes del partido (Teófila Martínez, Celia Villalobos, Soledad Becerril, Manuel Atencia y Manuel Pimentel) y la secretaria general de Asuntos Sociales, Amalia Gómez.

Pimentel, el alter ego de Arenas, suscita el respeto de todos los sectores del partido en Andalucía, aunque, sin duda, no tiene la misma autoridad política que el futuro secretario general del PP. La principal pega de esta hipótesis es que los populares andaluces tendrían que repetir la fórmula que han vivido desde 1996 y que en parte es causa de sus males actuales, es decir, su presidente regional está de lunes a viernes en Madrid al frente del Ministerio de Trabajo. "Esto funcionó con Arenas, pero no sabemos si lo hará con Pimentel", afirma un dirigente regional del PP. Además, Pimentel no quiere ni la presidencia ni ser candidato, hecho éste que abriría un agujero en el Gobierno central.

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Las preferencias de los populares se encaminan en segundo lugar por Amalia Gómez, una persona que no despierta recelos en casi nadie en el partido, con escasas dotes organizativas, pero que cuenta a su favor con un importante tirón. Convencer a Amalia Gómez de introducirse en la batalla partidista y electoral puede ser lo más complicado por el sacrificio personal que ello implica. A la secretaria general de Asuntos Sociales se le atribuye la siguiente frase cuando se le pregunta por sus ambiciones políticas: "A mí lo que más me gusta es el sofá de mi casa".

La posibilidad de que la elegida para tal reto electoral sea Teófila Martínez está cobrando en los últimos días más fuerza. El principal activo del PP en Andalucía es el gobierno de las ocho capitales de provincia, y Martínez, que tiene mayoría absoluta en Cádiz, puede ser la solución provisional que puede hallar Arenas hasta la celebración del congreso regional en julio. En su favor juega su buena relación con Javier Arenas (bien es cierto que éste mantiene amistades con todo el mundo) y el estar bien vista por la dirección nacional del PP. Pero hay factores en su contra. Tiene el rechazo del aparato andaluz, un perfil poco centrista y, además, debe dedicarse a la campaña municipal.

En este escenario puede haber, sin embargo, alguna sorpresa. Manuel Atencia, que desde 1996 ha llevado el peso de la oposición a Manuel Chaves en el Parlamento de Andalucía y que ha estado enfrentado a la dirección regional, podría ser el tapado de Arenas. De esta manera se despejaría también la incógnita de la candidatura del PP al Gobierno andaluz.

¿Adelanto electoral?

Por si la situación fuera poco complicada, días antes de que se produjera el reajuste de Gobierno, el presidente de la Junta apuntó un posible adelanto de los comicios autonómicos al afirmar que "no le gustaría" que coincidieran con las generales, como ocurrió en 1996. Manuel Chaves, quien por primera vez supera en valoración a la marca PSOE, logró meter presión a los populares, los únicos que después de tres años de legislatura siguen sin tener decidido quién será su cartel electoral, y ha ganado su margen de maniobra. Nadie podrá acusarle de aprovechar de forma descarada una situación de debilidad de sus rivales si disuelve el Parlamento autonómico.Dirigentes populares ya habían advertido de esta posibilidad hace casi un año y habían apostado en reuniones internas por despejar cuanto antes la incógnita del aspirante a la Junta. Si era Arenas, que se supiera sin titubeos, y si se optaba por otro/a, que se empezara a trabajar en torno al elegido.

A poco más de un año para una nueva cita en las urnas, no hay respuestas a estas interrogantes y el plazo para lanzar un nuevo cartel electoral juega en contra. Las encuestas que maneja el PP son claras en ese sentido. La segunda persona mejor valorada después de Arenas (la alcaldesa de Málaga, Celia Villalobos) está a casi 20 puntos de diferencia.

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