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SALUD

Una descarga eléctrica de las neuronas

La epilepsia es una enfermedad crónica producida por la descarga eléctrica de las neuronas o células del cerebro, condicionada por causas conocidas o no, caracterizada por dos o más crisis bruscas y espontáneas y con síntomas muy variados. Según advierte el presidente de la Liga contra la Epilepsia, Antonio Russi, una crisis de naturaleza epiléptica aislada no es suficiente para diagnosticar que el paciente sufra realmente epilepsia.La crisis "puede estar provocada por múltiples causas que inciden produciendo una alteración directa en el cerebro", indica Russi. El consumo de ciertas drogas y sustancias tóxicas, el alcoholismo, la falta de oxígeno para respirar, un proceso febril y una hipoglucemia son algunas de las situaciones susceptibles de desencadenar una crisis cerebral de naturaleza epiléptica.

"En este caso", indica Russi, "la crisis, que no suele repetirse, siempre está directamente asociada a un estímulo y se observa una relación de causa-efecto. La epilepsia, sin embargo, se diagnostica cuando la crisis se repite con independencia de que existan estímulos cerebrales externos", precisa.

Según Santiago Arroyo, secretario de la Liga, al diagnóstico de epilepsia se llega partiendo de los datos sobre las crisis que aporta el propio paciente, familiares y testigos. "La práctica habitual", agrega, "es que también se realice un electroencefalograma. Más raramente hay que recurrir a la resonancia magnética o al escáner para tener un diagnóstico definitivo".

Destellos de luz

A veces las crisis de una epilepsia ya diagnosticada aparecen asociadas a factores concretos, como el incumplimiento del tratamiento, un factor muy importante para evitar la repetición de las crisis. También pueden estar asociadas a alteraciones del sueño, cansancio, estrés emocional, ayuno prologado, cambios hormonales del ciclo menstrual o fiebre alta, este último factor sobre todo en los menores de cuatro años."También pueden desencadenarla estímulos sensoriales, sobre todo los de tipo visual, como los destellos de luz, las luces de las discotecas y las intermitentes de los carteles de neón. Otros estímulos sensoriales podrían ser la música, el cálculo mental o incluso la lectura", apostilla Jaime Campos, jefe de Neuropediatría del hospital Clínico de Madrid.

En este apartado se situarían también las crisis desencadenadas en varios cientos de niños japoneses por los fuertes destellos de luz que emitían unos dibujos animados cuya emisión tuvo que ser suspendida por las autoridades sanitarias.

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