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"Un nivel sano"

A mediados del pasado mes de diciembre se superaba en España el récord de ventas de automóviles que se alcanzó en 1989 con 1.123.972 coches matriculados. Se han vendido finalmente 1.191.587, con un incremento del 17,2% respecto a 1997, pero tan sólo del 6% si se compara con los matriculados en 1989. Pero podrían haberse vendido incluso algunos miles más de no aparecer el fantasma de las listas de espera con que los fabricantes han castigado a los fieles convencidos de las bondades de un determinado modelo.Casi una década ha costado remontar una crisis que alcanzó su máxima expresión en 1983, cuando apenas se vendieron 745. 000 unidades.

Parece que por fin se ha alcanzado el nivel que le corresponde, de acuerdo con el resto de las dimensiones de la economía española. "Un nivel sano", según el presidente de ANFAC, Juan Antonio Moral, que es también uno de los que piensan que "si todo va bien" podrían alcanzarse los 1,5 millones de matriculaciones en los próximos años. El bajo índice de motorización -menos de 400 coches por cada 1.000 personas en edad de conducir-, la antigüedad del parque automovilístico, las cada vez más elevadas exigencias comunitarias respecto al medio ambiente, la seguridad, el consumo... invitan al optimismo.

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Sólo falta el acompañamiento del ciclo económico. De momento parece asegurada la primera mitad de este año con el respaldo del euro y el incremento de liquidez que se apreciará a partir de este fin de mes en la nómina de los asalariados, con una imagen menos retenida. Para final de año, ANFAC prevé un incremento del 4%, lo que supondría matricular 1.240.000 unidades.

Corren malos tiempos, por tanto, para la eterna demanda de equiparación fiscal por parte de los fabricantes instalados en España. "Dos o tres puntos por encima del IVA son tolerables, pero no un 12%, 17% o mucho más en algunos casos", señalan en ANFAC, celosos también del distinto trato fiscal que reciben los combustibles.

Pero las ventas van bien en un momento además en que la Administración ha decidido reducir sus ingresos por otras partidas. Y tienen miedo además de que la eliminación del impuesto de matriculación redundase en beneficio de las arcas de los fabricantes, y no en una reducción de precios.

Mientras tanto seguirán aportando más del 5% del PIB y de la población activa y acaparando la cuarta parte de las exportaciones nacionales.

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