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Navidades a ciegas

Una discusión por la potencia de las bombillas puee dejar a Vitoria sin iluminación callejera en estas fechas.

Los Reyes Magos tendrán menos dificultades para orientarse este año por Vitoria y encontrar la estrella del belén del parque de la Florida. Porque ésta será la única luz navideña que brille en las calles de la ciudad. Las otras 40.000 bombillas que suelen iluminar la capital alavesa durante estas fechas no saldrán del almacén donde residen 11 meses al año. Un desacuerdo entre el Ayuntamiento y los comerciantes tiene la culpa de este apagón. Cada una de las partes tiene su razón. El alcalde, José Ángel Cuerda (PNV), y su equipo de gobierno tienen una reconocida militancia ecológica. Así que, conscientes de la necesidad de ahorrar energía, apuestan por moderar el consumo en la iluminación navideña de 20 calles vitorianas. Como en otras muchas ciudades, los comerciantes costean el gasto de los arcos luminosos y sus bombillas correspondientes, mientras que el Ayuntamiento paga el consumo. ¿Cuál es el problema? Que normalmente se utilizan lámparas de 15 y 25 vatios, lo cual implica un elevado coste en electricidad. "Y eso", ha señalado el alcalde en los últimos días, "lo pagamos todos". Por eso, el Ayuntamiento instó hace un año a los comerciantes a que adquirieran bombillas de seis vatios, por lo general más caras y difíciles de encontrar para quien las compra, pero más económicas en su uso. De hecho, consumen la mitad de energía que las otras. Pero entonces hubo un problema de calendario. Para cuando el Ayuntamiento lanzó su aviso no había tiempo de reaccionar, de modo que no hubo otro remedio que colocar 40.000 bombillas derrochadoras. Un año después, han surgido las auténticas chispas. Los comerciantes contrataron a una empresa cordobesa por 10 millones de pesetas para que colocara 200 arcos y, cuando se iban a instalar, varios técnicos del Ayuntamiento frenaron la operación. Las bombillas incumplían los principios del ecologismo dictados por la corporación. No obstante, los minoristas tenían sus razones. "Sólo hay una empresa en España", aseguró su portavoz, Gabriela Buesa, "que vende luces de seis vatios. Trabajó con nosotros hace dos años, pero acabamos insatisfechos". Afirma que incluso el contrato con esa compañía salía más económico. "Hay más cosas, también importantes, aparte de la potencia: la seguridad en la instalación, la asistencia técnica...". Desde el día 20 de noviembre, en que se desataron las hostilidades, se han sucedido las reuniones entre los comerciantes con otras empresas del sector; entre los responsables municipales y otros suministradores diferentes; entre los minoristas y el Ayuntamiento. Y, mientras tanto, la primera semana de diciembre ha llegado a Vitoria sin que el asunto esté resuelto. Ahora, incluso en el caso de que se recurriera a la solución del año pasado -luces sí, ecología, no-, es tarde. Apenas quedan bombillas españolas en el paro; casi todas están colocadas en las distintas capitales. En Bilbao y San Sebastián, por ejemplo, ya están conectadas y encendidas unas 200.000 en total. Las 40.000 reservadas para la capital alavesa han encontrado destino en Barcelona. Posiblemente hoy se trate de apurar la última opción de acuerdo. Tal vez ambas partes apelen a la hermandad que les ha unido en un frente común en los últimos meses, ante el proyecto de construir un gran centro comercial en las afueras de la ciudad, concretamente en Echávarri-Viña. El Ayuntamiento, previsor, ya ha buscado por su cuenta y riesgo otras alternativas para iluminar las calles. Difícil lo tiene. El dinero, a Centroamérica De no prosperar ninguna opción, los comerciantes se verán con un excedente de 10 millones de pesetas. Ahí cada asociado decidirá el destino que da al dinero. Precisamente, a mediados del mes pasado, y de forma casi premonitoria, hubo una ONG vitoriana que apuntó una idea: destinar el montante del ahorro energético a enviar ayuda a los países afectados por el huracán Mitch. En concreto, la propuesta del Grupo Alavés para la Defensa y Estudio de la Naturaleza (Gaden) daba respuesta a una iniciativa del alcalde y la asociación de comerciantes, aunados por aquel entonces en su intención de adelantar la Navidad varias semanas. Aquello, dijeron, permitiría espaciar los gastos de estas fechas, evitando concentraciones y alargando el espíritu festivo. Los responsables de Gaden, en cambio, observaron aquello como un despilfarro y solicitaron retrasar el inicio de la iluminación callejera, de modo que el dinero ahorrado se destinara a una causa justa. Los comerciantes, sin embargo, huyen de los gestos navideños. "Si hacemos una donación", comentan, "nunca lo haremos público. Tenemos el derecho al anonimato". Sería curioso que la pérdida de ambiente navideño en Vitoria acabara repercutiendo en una localidad centroamericana, donde sí pudieran celebrar las fiestas. Sea como fuere, mientras el Ayuntamiento y la asociación de minoristas apuran las últimas negociaciones, se dan los últimos retoques al tradicional belén del parque de la Florida, que se inaugura hoy. Este año, como siempre, la estrella situada encima de la cueva sí lucirá. Y, al parecer, más que nunca.

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