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BLOQUEO EN EL DIÁLOGO SOCIAL

Pugna sindical

Las relaciones de UGT y CCOO se agrían al coincidir la negociación y las eleccionesen las empresas

Este proceso de diálogo social ha sido una prueba de fuego para las relaciones entre UGT y CCOO. La tensión que enfrenta a las direcciones de los dos sindicatos desde julio pasado es tal que todos reconocen que están atravesando "el momento más difícil" en los diez años de unidad de acción. Un enfrentamiento que no es gratuito y que tiene sus raíces en la coincidencia con el proceso de elecciones sindicales que se debe desarrollar a lo largo del otoño. Esos roces no se produjeron hace un año, cuando firmaron con el Gobierno seis pactos sociales, que afectaban a cuestiones con tanto peso como el futuro de las pensiones de la Seguridad Social, el coste del despido o la configuración del nuevo contrato estable. Ahora, el único elemento nuevo en este escenario son las elecciones en el seno de las empresas.La UGT tiene que demostrar ante sus bases, y ante sus eventuales electores, que es capaz de organizar movilizaciones contra un Gobierno del Partido Popular, al igual que se las organizó al PSOE con una intensidad que llegó hasta tres huelgas generales. En CCOO, la estrategia es "ganar las elecciones sindicales" y así se recoge en el informe que presentó su máximo dirigente ante el Consejo Confederal del pasado día 13 de octubre. Antonio Gutiérrez acaba su mandato en enero del año 2000, y se propone abandonar la secretaría general con un buen balance de pactos sociales firmados y dejando a CCOO como el primer sindicato.

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Prueba de esa tensión es que Gutiérrez y el líder de UGT, Cándido Méndez, se han pasado una semana sin cruzar palabra, cosa inusual entre ellos desde que coincidieron al frente de sus sindicatos, lo que se traducía en una relación fluida, con conversaciones telefónicas o personales constantes. Ahora se ven forzados a retomar ese clima porque, pese a todo, nunca han puesto en cuestión que irían juntos a las mesas de diálogo o, en su caso, a las movilizaciones.

La dura pugna que han mantenido públicamente las direcciones de UGT y CCOO no se ha trasladado, sin embargo, a la mesa de diálogo. Uno de los más altos responsables del Ministerio de Trabajo asegura: "Yo no he notado discrepancias, las dos partes me insultan por igual". Todas las fuentes consultadas coinciden en que hay una gran afinidad de criterios entre Fernando Puig (CCOO) y Toni Ferrer (UGT), que encabezan sus respectivas delegaciones, en la defensa de lo que se está discutiendo en las mesas de diálogo. Los problemas no son de fondo, de contenidos, sino de forma.

Méndez dijo hace dos semanas que las discusiones no daban más de sí y que las posiciones estaban suficientemente claras para poner punto final. Los ultimátum lanzados desde entonces y a lo largo de estos días por la UGT han sentado especialmente mal a los responsables de Trabajo y a la dirección del PP.

Gutiérrez se ha mostrado más flexible, su criterio ha sido que "nadie va a echar a perder las cosas por 48 horas". Esa pugna ha sido aprovechada por el PP, que, por boca de sus diputados Rafael Hernando y Gerardo Camps, ha acusado con reiteración a UGT de estar bloqueando el diálogo social y de actuar movida por criterios políticos. Y también por el PSOE. Su secretario general, Joaquín Almunia, ha recordado a CCOO que por similares motivos a él le organizaron huelgas generales.

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