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TENIS: ROLAND GARROS

Moyà gana su primer Grand Slam

El mallorquín supera a Corretja en la final de París y da el 14º triunfo al tenis español

El abrazo se produjo. Eso es lo que todo el mundo estaba esperando desde que comenzó la final de Roland Garros. Y Àlex Corretja no se lo negó al público ni a Carles Moyà. Perdió la final por 6-3, 7-5, 6-3 en 2 horas y 18 minutos, pero los dos tenistas demostraron en aquel momento que hay lazos profundos que les unen. Como ocurre en la obra del dramaturgo italiano Goldoni El verdadero amigo, que estos días se está representando en París, uno de los dos amigos que comparten la misma novia renuncia a ella para que el otro la disfrute más.Corretja no quería dejar escapar la gran oportunidad que tenía enfrente. Pero su juego no le acompañó. Se sintió incómodo todo el partido y cuando llegó a la parte final de la tercera manga, pareció tener ya ganas de que todo acabara y de poder abrazar a su amigo. "Tal vez hay gente que no lo entiende", señaló Àlex. "Pero cuando el partido ya ha acabado lo que quiero es compartir la alegría de mi amigo por el éxito que acaba de conseguir".

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"¿Yo el número uno?"

Para Moyà el de ayer será un día inolvidable. Fue el de su consagración como tenista. Le dio entrada en la historia y le elevó a la categoría de ganador del Grand Slam, además de embolsarse 96 millones de pesetas. En España sólo hay siete jugadores que han logrado eso: Manuel Santana, Manuel Orantes, Andrés Gimeno, Sergi Bruguera, Arantxa Sánchez, Conchita Martínez y, desde ayer, Carles Moyà. Entre todos han ganado 14 títulos de los grandes, la mayoría de ellos en Roland Garros, donde Carles ganó el noveno español. La gesta de este año es comparable a la de 1994, cuando también dos españoles disputaron la final (Bruguera y Berasategui) y Arantxa ganó el torneo femenino. Aquella vez, sin embargo, hubo triunfo en júniores. Este año, Juan Carlos Ferrero perdió el último partido contra el chileno Fernando González por 4-6, 6-4, 6-3.

Sin embargo, la final tuvo poca calidad. Mientras Moyà entró en ella con la absoluta convicción de que la iba a ganar, Corretja pareció arrastrar todas las dudas que marcaron su trayectoria en este torneo. Corretja llegó a París tras sufrir una gastroenteritis unas semanas antes en Hamburgo, y padeció ante Karim Alami y frente al argentino Hernan Gumy antes de conseguir ajustar su juego. Moyà no perdió su primera manga hasta los octavos de final. Y, además, contó con la experiencia de haber perdido antes una final del Grand Slam. Eso le dio aplomo.

En esos desajustes de Corretja estuvieron las claves del partido. Moyà se colocó con 5-2 en la manga inicial y después mantuvo bajo control la segunda. Dispuso ya de dos bolas de set con 5-4, pero Àlex las defendió y no la cedió hasta el décimosegundo juego. En el tercer set Moyà disfrutó de tres bolas de break en el segundo juego y Corretja acabó perdiendo el saque en el cuarto (3-1). Aquello fue definitivo. "Ahí fue donde empecé a pensar que el partido estaba ya muy cuesta arriba", reconoció Àlex después. Lo perdió con una volea de revés que se estrelló en la red.

Estaba ya entonces en el camino de saltar al otro lado de la pista y de recoger a Moyà que se había dejado caer al suelo tras levantar los brazos al cielo. Después llegó el abrazo que fue la culminación de esta final de la amistad. Y el fin de fiesta lo puso el brasileño Pelé que, junto al legendario Donald Budge, el primer tenista que ganó el Grand Slam en 1938, entregaron a Moyà el trofeo de ganador y a Corretja el de finalista de Roland Garros.

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