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El Gobierno afirma que el PNV se radicaliza por electoralismo, pero no romperá su pacto

Luis R. Aizpeolea

El Gobierno mantiene que el PNV, su aliado parlamentario, está radicalizando su discurso por la proximidad de las elecciones vascas del próximo 25 de octubre. Pero opina que esta radicalización es provisional, por lo que no se plantea romper con los nacionalistas vascos. El Ejecutivo cree que en el País Vasco hay "un escenario político que se agota" y, a partir de las elecciones de octubre, cambiará la relación de fuerzas políticas entre nacionalistas y no nacionalistas y se recompondrá el diálogo con el PNV. El PP confía en que el espíritu de Ermua tenga un importante reflejo electoral a su favor.

El Ejecutivo está disgustado por las declaraciones que el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, realizó en una entrevista concedida a EL PAÍS este fin de semana; unas declaraciones que no le han sorprendido pese a su dureza por lo que no se plantea romper con este aliado parlamentario. Arzalluz llegó a manifestar que Aznar no termina con el terrorismo por interés electoral y que ETA no es una mafia sino una organización con un proyecto político.El Gobierno sitúa estas declaraciones de Arzalluz en la etapa preelectoral que vive el País Vasco, dónde, según su análisis, "al PNV se le plantea un problema de ubicación política".

El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, respondió ayer a Arzalluz: "Como vasco y no como ministro tengo que decir que el señor Arzalluz no sabe el daño que hace a la sociedad vasca, a la esperanza de lo que debe ser un futuro en convivencia en el País Vasco". Mayor destacó que el problema no es que las declaraciones molesten o no al Gobierno sino en que vienen a decir que "no habrá nunca solución para el problema existente, que siempre habrá que vivir bajo el chantaje de los terroristas, que siempre habrá que negociar con ellos y que siempre existirán vascos de primera y de segunda categoría".

La apuesta del PNV y del conjunto del nacionalismo vasco por el diálogo con el entorno de ETA para intentar buscar una salida al terrorismo está en la base de las polémicas declaraciones de Arzalluz. El Gobierno destaca su escepticismo sobre el resultado de esas reuniones entre delegaciones del PNV y de HB: han sido tres en los últimos meses.

Diálogo con ETA

Fuentes gubernamentales reconocían ayer que Xabier Arzalluz, en uno de sus encuentros con José María Aznar hace unos tres meses, le pidió su opinión sobre la intención del PNV de ensayar, una vez más, el diálogo con el entorno de ETA. Aznar expresó su total escepticismo pero no desautorizó dichos contactos. "No es responsabilidad del Gobierno decidir sobre las intenciones de otros partidos", señalaron las mismas fuentes.El Gobierno no considera "ni creíble" ni "eficaz" el diálogo con HB como fórmula para pacificar el País Vasco. Al contrario, cree que HB "nunca pierde" con este tipo de contactos porque "gana en legitimidad y también en publicidad". "Sin embargo, los partidos democráticos, perdemos todos", afirman en el Ejecutivo. Aznar expresó esta opinión con toda claridad en su mitin de Vitoria, el pasado 9 de mayo, para presentar la candidatura de Carlos Iturgaiz a la presidencia del Gobierno vasco.

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El Ejecutivo opina que en el País Vasco "se agota un escenario" y "se abre otro" a partir de las elecciones del próximo 25 de octubre. En ellas se plasmará el llamado espíritu de Ermua y el hartazgo de la población por la persistencia del terrorismo. El Gobierno se apoya en lo que reflejan todos los sondeos: la consolidación de las tres fuerzas políticas más importantes -PNV, PP y PSOE- y la caída electoral de los partidos más pequeños, incluidos Eusko Alkartasuna (EA) y de Herri Batasuna (HB).

Relación de fuerzas

Asimismo, el Ejecutivo está convencido de que va a mejorar la relación de fuerzas de los partidos no nacionalistas sobre los nacionalistas, lo que acarreará consecuencias muy importantes en la política vasca. Tras las elecciones, en Moncloa esperan una posición más drástica contra el terrorismo, a la que podría sumarse el PNV al sentirse menos acosado por el nacionalismo más radical.De aquí a las elecciones vascas y en las relaciones con el PNV, el Ejecutivo va a optar por la estrategia de aguantar pues las expectativas electorales son favorables al PP. Admite que la precampaña va a ser difícil por el antagonismo que sobre terrorismo mantienen PP y PNV.

No ocultan en Moncloa que el Plan Ardanza de pacificación, cuya base es la solución dialogada al terrorismo si ETA se compromete a dejar de matar, les enfrentará con el PNV, que hará de él bandera electoral. Pero confían en que, tras las elecciones, y con un nuevo lehendakari, se podrá establecer las bases para un nuevo acuerdo político.

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