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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Urge candidato

LA DESIGNACIÓN de un candidato a la presidencia del Gobierno es siempre un proceso delicado que afecta al equilibrio interno de los partidos políticos, en especial de los que tienen alguna opción de gobernar. En el caso del PSOE, el problema se agiganta cuando quien se ha considerado durante tanto tiempo el candidato natural o carismático, Felipe González, ha abandonado voluntariamente los cargos de representación de la organización política, salvo el de diputado. Pero no por ello puede el PSOE aplazar por más tiempo la toma de esta decisión.El partido socialista debe despejar cuanto antes esta incógnita. La designación del candidato contribuiría a clarificar las opciones del PSOE y le daría un punto de referencia sobre el que luego podrían opinar ya no los militantes, sino los votantes. De no nombrar, además, un candidato fuerte, el PSOE podría recorrer el mismo camino que el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) tras descabezar a Helmut Schmidt: 16 años en la oposición, con un partido dividido en reinos de taifas regionales, discursos simultáneos en direcciones muy diferentes, y la quema, elección tras elección, de una ristra de candidatos a la cancillería. La existencia de un candidato debería servir para robustecer una labor de oposición que demasiado a menudo se echa en falta por parte del segundo partido más votado de España. Finalmente, el PSOE debería querer estar en condiciones de que el Gobierno no le pudiera sorprender con un adelanto electoral sin un candidato suficientemente asentado. Si la decisión se demora, existe el riesgo de que el verdadero debate, que corresponde a los afiliados y representantes del partido socialista, se vea estorbado y confundido por otro paralelo en el que jueguen los intereses de otras organizaciones políticas.

Después del nombramiento de Joaquín Almunia como secretario general del PSOE en el congreso del pasado mes de junio, quedó pendiente o, por decirlo más exactamente, en el aire, quién sería el candidato a la presidencia del Gobierno que presentaría el PSOE en las próximas elecciones generales. La opción de que el candidato fuera otra persona que el secretario general que se esgrimió por esa época todavía planea en el ambiente como una posibilidad. Entonces, muchos pensaban aún en Felipe González. Pero éste ha declarado públicamente que no será candidato y que apoya la opción de Almunia. No hay razones para no creerle. Sin embargo, no sería concebible que esta figura básica en el socialismo español no pudiera manifestar su opinión. De igual modo, no hay por qué dudar de la declarada intención de no concurrir a esa designación de otro socialista, Javier Solana, muy a la vista y muy ocupado en la alta plataforma, de la secretaría general de la OTAN.

La lógica interna del partido socialista -como la del resto de los partidos políticos en España, con alguna excepción notable, como el PNV- indica que el jefe de la organización -el secretario general -en el caso del PSOE- sea el candidato a la presidencia. Pero si hay dudas, o candidaturas alternativas, el PSOE podría aprovechar la ocasión para inaugurar por la cúpula el sistema de elecciones primarias para sus candidatos. Es más, a cualquier candidato, y desde luego a Almunia, le beneficiaría haber salido airoso de unas primarias en las que hubiera competencia. Eso sí, si sólo hay una candidatura, debería el PSOE ahorrarse el bochorno de unas primarias sin alternativa.

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Casi dos años después de su derrota -por 300.000 votos, pero derrota- en las elecciones de marzo de 1996, el PSOE necesita tener un candidato a presidente del Gobierno. A ocho meses de las elecciones en el País Vasco, también debe tenerlo para esa comunidad, y ha de clarificar quién va a Concurrir a la presidencia de la Generalitat catalana, o quiénes va a proponer para la ciudad y la Comunidad de Madrid y otros ayuntamientos y autonomías. No son figuras que se puedan improvisar. Y, sin embargo, han de marcar nuevos pasos en la renovación del PSOE.

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