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Reportaje:

El ojo imperfecto del juez de línea

Un estudio científico hecho por españoles demuestra que un linier no puede apreciar los fuera de juego

Evidentemente, a menos que sean muy torpes, el árbitro de la moviola de turno, el comentarista que no opina hasta que no ve cinco o seis repeticiones a cámara lenta, y hasta el forofo que no se mueve del sofá de su casa, siempre tendrán razón: el linier casi nunca acierta cuando levanta el banderín en los fuera de juego de un partido de fútbol.Pero no ocurre porque sea especialmente negado en el cometido de sus funciones o especialmente perverso y deseoso de perjudicar a un equipo porque le dé la gana o tenga algo que ganar a cambio. Hasta a Ojo de Águila y a Búfalo Bill, reconocidos por su puntería y buena vista mitológicas, les ocurriría lo mismo. Simplemente, porque son hombres y porque, fisiológicamente, el ojo humano es más lento que el balón o que el futbolista.

Así lo demuestra, al menos, un estudio científico del equipo del doctor Jaime Sanabria, de la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid, publicado en el último número de la prestigiosa publicación científica estadounidense The Lancet y presentado en sociedad ayer.

El árbitro de Primera División José Luis Prados García explicó a Jaime Sanabria, otoneurólogo, la regla XI del fútbol, la del fuera de juego, y la función del juez de línea en el campo. El especialista aplicó sus conocimientos y cálculos a la regla. Así concluyó que, debido al mecanismo de enfoque de los ojos, el linier tiene "una imagen errónea de las posiciones iniciales de los jugadores implicados, en el momento exacto del comienzo del pase".

La culpa del disloque, cifrado entre dos décimas y media de segundo y tres, o lo que es lo mismo, entre 1,5 y 4,5 metros, la tienen los movimientos. sacádicos del ojo, o ajustes que hace la vista para conducir las imágenes visuales desde su visión periférica hasta la fóvea, la parte de la retina que con más nitidez enfoca.

El juez de línea hace ese movimiento cuando pasa de enfocar su vista en el jugador que da el pase al jugador que lo va a recibir, y que normalmente intenta estar en línea con la defensa. En ese lapso de tiempo, un delantero puede haber recorrido metro y medio si parte de estar parado; si estuviera en carrera, y al mismo tiempo el defensa estuviera corriendo hacia el centro de su campo, la distancia podría aumentar hasta los 4,5 metros.

Y eso si el linier fuera joven y perfecto: a más edad, más tiempo toma el movimiento sacádico. Prados García le explicó también a Sanabria y a su equipo -Carlos Cenjor, Francisco Márquez, Raimundo Gutiérrez y Dolores Martínez- los trucos y las técnicas que utilizan los linieres para que el orsay no les pille en fuera de juego. Les explicó la forma como se sitúan en las bandas y en cómo confían. en su experiencia y en su visión periférica -el célebre rabillo del ojo, o, en los conductores, la posibilidad de mirar al frente y al mismo tiempo por el espejo retrovisor- para tener la vista enfocada en dos puntos a la vez, pero la conclusión fisiológica es cruel: aunque un juez de línea llegue a dominar con maestría todas las técnicas y trucos, nunca podrá alcanzar la perfección en su trabajo; no se pueden enfocar con nitidez dos objetivos al mismo tiempo.

Hace cinco años, EL PAÍS publicó un estudio del Instituto Biomecánico de Valencia que llegaba a las mismas conclusiones, aunque por caminos diferentes. La reacción de la FIFA y de diferentes órganos arbitrales consistió entonces en reconocer que el error- era normal y que superaba el 50% de los casos en lo relativo al fuera de juego.

A pesar de eso, el máximo órgano futbolístico se seguía oponiendo a la ayuda técnica a los árbitros argumentando que el fútbol es humano y que el error humano es una parte fundamental de su atractivo.

La FIFA persiste. Ahora, simplemente, recomienda a los jueces de línea que en caso de duda sobre un fuera de juego favorezcan al atacante. En caso contrario, las críticas y hasta los insultos del forofo tienen razón de ser, pero sólo entonces, porque ¿a quién le gustaría que le exigieran cumplir a la perfección una tarea imposible?

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