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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Una responsabilidad de todos

¿Podemos afirmar hoy que no tenemos suficiente información sobre los efectos del tabaco en nuestra salud? ¿No somos los únicos responsables de nuestras propias decisiones? ¿Nos ha obligado alguien a fumar? ¿Acaso no nos advierten constantemente -a la vez que nos incitan a fumar, qué ironía- de lo pernicioso del tabaco? Entonces, ¿por qué fumamos? ¿Qué nos incita a fumar? ¿Es oro todo lo que reluce cuando desmigamos analíticamente un pitillo? ¿Lleva sustancias añadidas que son nocivas, que producen cáncer, dependencia? ¿Debemos hablar de tabacoadicción? Entonces, ¿quién es el responsable último: el consumidor, las compañías tabaqueras, la Administración? Éstas y otras preguntas se hacen unos y otros, dependiendo de qué lado de la barrera estén.Cuando éramos jóvenes -y más en mi época-, fumar era sinónimo de ser mayor, adulto, que no maduro. Recuerdo que entonces no había información sobre los problemas físicos y psíquicos: enfermedades, dependencia que causa el consumo del tabaco en las personas.

Desde hace pocos años, la Administración viene haciendo campaña sobre lo perjudicial del tabaco, poniendo coto a la publicidad sobre este producto. ¿Significa esto que debe haber un antes y un después? ¿Que, a partir de estas campanas de información, los nuevos fumadores saben a lo que se están arriesgando y, por tanto, son los únicos responsables de lo que les pase? Pienso que no; sobre todo si los nuevos fumadores son adolescentes que quieren parecer mayores. En muchos casos se empieza a fumar por la simple tontería de querer aparentar y se acaba, en el mejor de los casos, como enfermo crónico, y, en el peor, muerto, un viaje sin retorno.

Yo he sido fumadora; afortunadamente, lo he dejado hace un año. Me hubiera gustado que algún organismo me hubiera ayudado a superarlo más fácilmente. Francamente, hasta que no se considere una enfermedad una forma más de drogadicción y se pongan al alcance de las personas que desean dejarlo las medidas y ayudas necesarias, no atajaremos con seriedad este problema. Las campanas de información, acotar todas las formas. de publicidad, perseguir a los fumadores será ineficaz e insuficiente sin un apoyo decidido y sistemático, por parte de la Administración y del mundo sanitario, a todo un sector de la población afectada por este problema.-

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