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Falta de concentración

Le costó meterse. Heynckes siguió fiel a su política de rotaciones de hombres y posiciones y a su sistema. A pesar de adelantarse en el marcador en el minuto dos, al Madrid le costó meterse en el par tido. Tenía dificultades con los jugadores maños que se movían en zonas intermedias, debido a su in ferioridad numérica en el medio campo. Cuando el equipo juntó sus líneas y Redondo se sintió más arropado, se atenuó el problema.Ocasiones claras. Al Zaragoza no le afectó el gol de Raúl en el minuto dos, ya que en los cinco siguientes tuvo cuatro ocasiones claras. Con el segundo perdió la compostura, pero volvió a rehacerse. En los dos demostró deficiencias por el centro de la defensa. Siguió acosando de forma menos continuada a Cañizares, que resolvió todo el trabajo con acierto, hasta la última, en la que le fusilaron.

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Apareció Redondo. Al Madrid le costaba combinar. Cuando apareció Redondo, bien secundado por Guti, empezó a tener el balón y a llevar la iniciativa. Por fuera, sólo progresaba por la banda derecha. Guti, incómodo en la izquierda y con muchas ganas de participar, se iba al centro a tocar. En la primera mitad pudo lograr más goles: Víctor no culminó un buen contraataque por un mal control y Morientes se quedó en dos ocasiones a centímetros de empujar el balón.

Con licencia. No tardó el Zaragoza en lograr el empate tras el descanso. Apoyado en la calidad de sus jugadores, buscó la portería con pases verticales y rápidos desdoblamientos. Situándose en los espacios libres entre líneas y gozando de licencia para recibir, girarse y encarar, Kily González y López fueron un peligro.

Cañizares. En la reanudación los merengues volvieron a salir descentrados, siendo claramente dominados, lo que les costó el empate... y gracias. La defensa se distanció del medio campo y llegaron de nuevo los problemas. En toda la segunda mitad, un gran remate de Raúl y los alocados últimos minutos constituyeron su pobre bagaje ofensivo. Cañizares evitó la derrota.

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