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El riesgo a perder la Xunta forzó a Fraga a repetir como candidato

Javier Casqueiro

Nadie tiene autoridad en el Partido Popular para convencer a Manuel Fraga de algo en lo que no crea. Este principio puede sortearse sólo con inteligencia. Frága no quería presentarse por tercera vez a la presidencia de la Xunta, pero se convenció de que esa renuncia no era acertada cuando analizó,con relevantes miembros del partido, "los pros y los contras que podía acarrear al PP, a José María Aznar y a Galicia". El PP vio peligrar su mayoría absoluta en esta comunidad en varios sondeos hasta que la candidatura de Fraga dejó de ser una especulación y él se comprometió a culminar la legislatura.

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"Fraga hubiera preferido no tener que presentarse", admite uno de los máximos dirigentes actuales del PP. Esta intención la expresó públicamente y también en privado a miembros del partido y al presidente, José María Aznar. La definitiva marcha atrás a esos deseos de retirada de Fraga se maduró por diversos caminos, algunos de trascendencia exclusivamente personal. Fraga quería dedicar más tiempo a su familia que a la política al final de su carrera. La muerte de su esposa tras una grave enfermedad truncó ese plan A partir de ese trance se sintió liberado para recuperar el objetivo

de cerrar todo un ciclo que considera "histórico" para Galicia. Fraga piensa que don una tercera legislatura culminará su gran proyecto: que su tierra deje de estar aislada social y económicamente.

Nadie en el PP le forzó, porque no se admite esa capacidad ni siquiera a Aznar, pero sí se trabajó con datos para convencerle de que su abandono podría ser muy negativo en un momento especial y para una autonomía muy simbólica para este partido. El PP estudió encuestas desde enero en las que la mayoría absoluta actual (43 escaños sobre 75) no sólo se tambaleaba sino que se podía perder. En los siguientes meses se analizaron nuevos sondeos y los resultados seguían siendo más bien negativos si Fraga no era el candidato.

"Nunca se llegó a considerar la posibilidad de que al PP le fuera muy mal con Xosé Cuiña [segundo de Fraga en Galicia] como candidato porque no hizo falta. El mismo Fraga, tras observar los pros y los contras de su abandono, comprendió que la mejor solución era él ", indica un experto electoral' del Partido Popular.

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El PP concluyó que su mayoría absoluta en Galicia estaba "consolidada" en tomo a 40-41 escanos, es decir dos o tres menos que los actuales, en cuanto se despejó la última duda sobre que Fraga iba a ser finalmente el candidato. El PSOE, según esta hipótesis, se quedará en sus vigentes 19 o podría bajar uno y el Bloque Nacionalista Galego (BNG) subiría de 13 a l6 o 17.

Las encuestas reflejaban un peligro real, sobre todo cuando la

oposición aún presentaba un frente común y unido, y otro latente. Sin Fraga se podía perder y, además, abrir una brecha en el partido. La sucesión de Fraga está aún por llegar. Galicia es el único territorio en el que el PP no ha ejecutado su proclamada renovación tras la irrupción de Aznar en la presidencia. "Galicia, efectivamente, sigue quedando muy lejos", admitió un dirigente popular.

La dirección del PP en Madrid tiene algunas noticias sobre el tipo de campaña y de estrategia electoral que se prepara en Galicia para estos comicios, los primeros tras la llegada de Aznar a La Moncloa, pero no ha tomado parte en ningun aspecto de su organización. "Todo se lleva desde Galicia, para bien y para mal", se defiende un miembro de la cúpula del PP en Génova 13. Es más, el aparato del PP en Madrid ha recibido recientemente una remesa de programas, folletos y prospectos sobre esas elecciones redactados única y totalmente en gallego y se ha limitado a solicitar una traducción.

La dirección del PP sólo tutela los actos en los que está prevista la asistencia de Aznar; éstos no serán muchos y se improvisarán, dada su complicada agenda nacional e internacional, en menos de 48 horas. La campaña gallega está en manos de Xosé Cuiña, como el partido. La dirección nacional del PP, que hoy escuchará un informe de la situación del propio Cuiña, no opina oficialmente sobre esta omnipresencia, . aunque algunos de sus miembros sí se permiten apuntar que su estilo no es el de un partido moderno y centrado.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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