_
_
_
_
_

Material didáctico de Jabugo

¿Qué extraña conexión existe entre la cata de productos olivareros y la información periodística especializada, con nociones sobre Internet o los CDROM? Petra María Secanella lo encuentra todo muy lógico. "La idea del proyecto era la creación de dos escuelas, una de críticos gastronómicos y una agencia de primer empleo en comunicaciones. Todo tiene el mismo origen. ¿O es que los periodistas gastronómicos no son periodistas?".En estos cursos gastronómicos no se escatimó detalle. El titulado, sencillamente, Olivo Mediterráneo, incluye en su desglose presupuestario una partida de tres millones de pesetas para "material didáctico y material fungible". ¿Qué material fungible era ése? "Es que una cata de aceite para casi la mitad de los alumnos participantes cuesta lo suyo, porque hay que probar cada tipo de aceite con los alimentos que le corresponden: aperitivos y cosas de ese tipo", se justificó la profesora de Estructura de Información Periodística (cuarto curso de la carrera).

Más información
Ordenadores que no llegaban
La promotora de los cursos está de lo más tranquila"

Un asistente a una de esas catas, en un centro cívico de Getafe, recuerda: "Todo era un exceso. Había un jamón de auténtico lujo. Yo no sé si sería de Jabugo, pero ibérico, como mínimo, sí".

Tanto convite no sirvió para mucho. Ninguno de los aspirantes a catador logró un trabajo a raíz de estas sesiones, aunque Secanella echa la culpa a la paralización de los cursos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_