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La policía detiene a once italianos miembros de la mafia calabresa

La colaboración policial internacional ha permitido asestar un nuevo golpe a la implantación en España de la mafia calabresa, la sanguinaria N'Dranghetta. La pasada semana, agentes de la Unidad contra la Droga y el Crimen Organizado (Udyco), en estrecha unión con la policía italiana, los Carabinieri, desbarataron el segundo intento en ocho meses del mismo grupo de la N'Dranghetta de instalarse en Cataluña. Esta última operación se ha saldado con la detención de 11 italianos, 10 en un pequeño pueblo de Girona y uno en Torremolinos, y con la incautación de 1.384 kilos de hachís.La N'Dranghetta es, junto con la Cosa Nostra siciliana y la Camorra napolitana, una de las tres organizaciones mafiosas italianas; pero, si cabe, es la más cruel y las otras dos le encargan a veces sus crímenes más sangrientos. El pasado mes de noviembre, los agentes de la Udyco, asesorados por la policía italiana, detuvieron en Barcelona al capo calabrés Domenico Paviglianiti; a su segundo, Giovanni Puntonieri, y al sicario Luigi Molinetti. Paviglianiti y Puntonieri constituían la cúpula de la N'Dranghetta. Los tres son sospechosos, según la justicia italiana, del asesinato del juez Giovanni Falcone en 1992, cuya autoría reivindicó la mafia siciliana.

Tráfico de cocaína

En noviembre pasado, la policía señaló que los tres calabreses se habían refugiado en Barcelona huyendo de la presión policial a la que estaban sometidos en Italia. Pero además tenían como segundo objetivo buscar canales y crear infraestructura para sus negocios de narcotráfico, especialmente de cocaína. Franco Gagliardini de 53 años, detenido la pasada semana en Barcelona, es el jefe de los 11 detenidos ahora. Había sido enviado a Barcelona por la organización calabresa para reconstruir el trabajo que sus jefes habían iniciado el pasado otoño.De momento, la policía ha descubierto parte de la infraestructrura de la N'Dranghetta en Cataluña; concretamente, una nave industrial recién construida en el polígono de Riells i Viabrea, pequeña población de la provincia de Girona, muy próxima a la autopista A-7, que lleva a Francia. Allí, en la nave que los calabreses habían alquilado hace apenas 15 días, los agentes de la Udyco encontraron un enorme camión frigorífico cargado con canales de ternera y con los 1.384 kilos de hachís camuflados y escondidos entre la carne.

El alquiler de naves industriales es uno de los métodos de los que se sirven los narcotraficantes para cargar y descargar sus mercancías al por mayor, con impunidad. Hace dos semanas, los policías de la Udyco de Barcelona descubrieron también, en una nave industrial cercana a Barcelona, un enorme transformador eléctrico de más de 15 toneladas en cuyo interior se hallaban es condidos 304 kilos de cocaína. La droga procedía del puerto mexicano de Veracruz.

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