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Una tesis convertida en verdad televisiva

El triple crimen de las niñas de Alcàsser, asunto estrella de los últimos meses en el 'Mississippi'

Una mentira no se convierte en verdad por el hecho de repetirse mil veces. Aunque en ocasiones parece que sí. Una teoría tampoco debería tornarse en dogma de fe simplemente por remacharse hasta la saciedad. Y, sin embargo, el poder de convicción de la televisión es tal que cualquiera que salga unos minutos en la pantalla se vuelve de repente en una especie de oráculo de Delfos, de forma que hasta sus tesis más peregrinas se asientan en la sociedad como un axioma. Este fenómeno ha sido plenamente confirmado por el programa Esta noche cruzamos el Mississippi de Tele 5 con su extenuante dedicación al triple crimen de las niñas de Alcàsser.¿Quiénes son los importantes personajes que mataron a las niñas? ¿Por qué se está juzgando a Miguel Ricart? ¿No es él una pobre víctima, un mero asalariado de otros más poderosos? ¿Es cierto que la Guardia Civil ha destruido pruebas para tapar a los verdaderos criminales? ¿Quién ha hecho desaparecer la alfombra persa en la que fueron envueltos los cadáveres? ¿De modo que Miriam, Toñi y Desirée fueron asesinadas por unos yuppies pervertidos sólo para rodar una película con la horrible violación y tortura a que sometieron a las chicas?

Aunque escritas aquí con interrogantes, éstas son algunas de las conclusiones -acertada o erróneamente interpretadas- obtenidas por muchos espectadores después de ver el Mississippi. Estos han repetido con total firmeza y convicción frases como las precedentes, dando por cierto que forman parte de la verdad absoluta y que el fugitivo Antonio Anglés y su amigo Miguel Ricart son unos pobres angelitos, víctimas de una tremebunda conspiración urdida por pérfidos potentados.

Quienes hemos seguido desde el año 1992 los avatares de la desaparición de las tres niñas de Alcàsser, el hallazgo de sus cadáveres, la rocambolesca fuga de Antonio Anglés, la detención de Ricart y, ahora, el juicio contra éste, asistimos perplejos al nacimiento de una teoría que, alimentada noche a noche desde la televisión, se ha convertido en una verdad incuestionable. No importa que hasta ahora no haya ni una prueba contundente.

Y es que Fernando García, padre de la difunta Miriam, y su equipo de ayudantes han proclamado su teoría con tanta rotundidad, han propalado sin parpadear los nombres de ex altos cargos del Estado, presuntamente implicados en los horrendos crímenes, han arremetido con tanta seguridad contra la investigación de la Guardia Civil que miles -millones tal vez- de ciudadanos han convertido al Mississippi en una especie de biblia catódica. Sobre todo en lo que al caso Alcásser se refiere.

La influencia del espacio de Pepe Navarro es tal que incluso ha condicionado, en cierta medida, el juicio que se celebra desde hace 10 días en Valencia contra Miguel Ricart. El fiscal, Enrique Beltrán, y el abogado defensor del acusado, Manuel López-Almansa, han contestado veladamente desde el estrado a algunas afirmaciones, relativas a su cualificación profesional, lanzadas a través del popular programa. Hasta Ricart se refirió en varias ocasiones al Mississippi.

Fernando García y su colaborador, el periodista y criminólogo Juan Ignacio Blanco, parecen haber suavizado su postura tras oir la declaración del único acusado por el triple crimen. García y Blanco parecen aceptar la posibilidad de que quienes, en principio, defienden otras hipótesis no lo hacen por ser tontos ni encubridores de nadie.

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