_
_
_
_
Entrevista:GOLF MASTERS DE AUGUSTA

"Me dedico a lo que me gusta: jugar al golf"

José María Olazábal (Hondarribia, 5 de febrero de 1966) ha vuelto a disputar el Masters de Augusta después de un año de ausencia debido a una enfermedad en los pies que le tuvo apartado de la competición 18 meses.

Carlos Arribas

El jugador vasco deja bien clara su elección de independencia dentro de un mundo del golf cada vez más mediatizado por las decisiones de las grandes empresas, que acaban de lanzar al estrellato a Tiger Woods, el fenómeno que todos calculan sustituirá a Michael Jordan. "Mi elección no es la de ser nunca un hombre propaganda", dice el ganador del Masters del 94. "Lo único que quiero es jugar al golf-. Lo que no quiere es que le pregunten por sus pies.Pregunta. En mes y medio sólo se le han preguntado por sus pies. ¿Está harto de ello?

Respuesta. Ya lo dije en la rueda de prensa. Se ha hablado más que suficiente de mis pies. Y, además, no es solamente eso, sino que siempre son las mismas preguntas y siempre hay que volver a explicar lo mismo muchas veces, y creo que no tiene sentido.

Más información
El Tigre arrasa Augusta
Una nueva lección

P. Suena rara su postura en un mundo en el que todos suelen estar orgullosos de contar una y mil veces cómo superar un problema.

R. No tanto. Lo único es que una vez que ha pasado lo que ha pasado, y viendo que estoy bien, lo mejor es intentar olvidar el tema cuanto antes. No me hace ningún favor seguir pensando en ese tema. Y cuanto menos se hable de ello, mucho mejor.

P. Una prestigiosa clínica norteamericana, la Mayo, le diagnosticó erróneamente artritis reumatoide, una enfermedad degenerativa, lo que, supongo, le causó un gran trastorno. ¿Piensa demandarla por el error?

R. No, no. En ningún momento. Por ahora hay que ser cautos y esperar, porque todavía tengo molestias, aunque todo parece que va mucho mejor. Y de todas maneras no tengo esa intención.

P. Es una reacción de nobleza.

R. No. Sencillamente es porque hay que pensar en todo. Si acudes a una situación de esas, también es meterte en follones y no vas a poder estar concentrado en lo que tienes que hacer. Sería estar mareando la perdiz.

P. En su ausencia de la competición ha surgido la figura de Tiger Woods, con todo lo que eso significa -lanzamiento publicitario por todo lo alto, el poder de las agencias para crear figuras...- Sin embargo, usted es todo lo contrario. Su mánager, Sergio Gómez, es una especie de Jerry Maguire frente al coloso IMG (MeConnack). ¿Es posible sobrevivir así en este ambiente?

R. No he visto aún la película, pero sí que puede ser así. Uno tiene un par de opciones. Lógicamente, cuando empiezas, si te asocias con una compañía importante, las cosas son mucho más fáciles. Pero, una vez que tienes un prestigio y un nombre, creo que puedes ir más por tu cuenta. Además, eres más libre de hacer lo que quieres. Y prueba de ello es que algunos de los jugadores que están ahí arriba están ahora manejándose por su cuenta. Es el caso de Greg Norman, Nick Faldo, Nick Price, por ejemplo. Son una serie de jugadores que ya tienen su nombre hecho, su prestigio, y en vez de estar dependiendo de las decisiones de una compañía, de una multinacional, o llámalo como quieras, son ellos los que se mandan a sí mismos. Esa es la situación ideal.

P. Pero ellos ya se han convertido a sí mismos en grandes empresas. Viajan en aviones privados, son los reyes del patrocinio. Y usted no lleva publicidad ni en la bolsa de los palos.

R. Bueno, sí. En ese aspecto digamos que en estos momentos soy un caso atípico, lo cual no quiere decir que no tenga en mente, si algún día se presenta una buena esponsorización, acudir a ella.

P. ¿Es necesario para el desarrollo del golf, para su popularidad, para atraer dinero, el fenómeno de Tiger Woods?

R. Eso es fundamental. Lo estamos viendo ya, los clinics que está haciendo. Está consiguiendo que mucha gente joven que antes no tenía intención de acercarse al golf, o no le llamaba la atención, ahora esté mucho más interesada. Y eso ayuda. Y en cuanto al dinero de las grandes multinacionales, no cabe duda de que todo, todo, al final, al cabo del día, tiene un significado económico. Si tú quieres hacer algo, tienes que tener dinero para poder hacerlo.

P. ¿Pero ello no distorsiona la marcha tradicional del golf y lo introduce en el ambiente de otros deportes guiados por el dinero?

R. No. El dinero está en su sitio. Está bien separado lo que es el tema estríctamente deportivo de lo que es organizativo y de esponsorización. Son dos asuntos que aunque están en el mismo camino están apartados entre sí. Eso es lo más importante.

P. Pero Tiger Woods, por ejemplo, está agobiado. El otro día declaró que para él el golf era la parte más fácil. Supongo que para usted será al revés.

R. Sí, porque yo llevo una vida mucho más tranquila. Ésa ha sido mi opción, ¿no? En estos momentos no tengo ni que hacer clinics, ni tengo que pasar unos días con los sponsors o hacer sesiones fotográficas, etcétera. Yo, en ese aspecto, estoy mucho más tranquilo y me dedico a lo que me gusta, que es jugar al golf.

P. Su forma de estar en público recuerda mucho a la de otro gran campeón español, Induráin. ¿Tiene algo que ver la zona de origen, las raíces?

R. Hombre, el deporte del ciclismo exige una vida muy sacrificada, y el del golf también, aunque en otro aspecto. No tanto en el físico, sino en el aspecto de que tienes que pasar muchas horas solo y entrenando... Es muy individual. Y quieras que no, eso mismo te va creando un carácter. Y, además, el hecho de que en golf todos sabemos que si juegas bien tres o cuatro meses, o tres o cuatro semanas, crees que estás en control de lo que tienes que hacer, el swing, y todo, pero a los dos días lo pierdes y te llevas un batacazo. El propio deporte hace que seas un poco humilde, te pone en tu sitio.

P. Pero, hay muchos ciclistas, muchos golfistas, que ganan algo y ya se creen estrellas.

R. Bueno, sí, también.

P. ¿Entonces, las raíces, el origen, influyen?

R. Pues quizás puedan influir también. Somos gente muy tranquila. Somos totalmente puestos a la gente e más al sur, mucho más alegres y dicharacheros. contando chistes todo el rato. 1 clima también es un poco más templado. Sí, la región puede influir.

P. ¿Son más pegados a la tierra? Supongo que si viajan es por obligación.

R. Sí, por supuesto. Por lo menos mi caso es así.

P. El primer día jugó en horario televisivo estelar. ¿Qué significa eso para usted?

R. Sencillamente que no es el horario ideal. Si preguntas a todos los jugadores todos dirían que prefieren jugar pronto por la mañana. No hay tanto viento, los greenes están más húmedos, reciben mejor la bola, y el ambiente está más tranquilo. Es un horario más complicado por la tarde.

P. ¿Más público, más presión?

R. El público sabemos que va a estar ahí. Da igual que juegues por la mañana que por la tarde. Pero el campo siempre está más complicado por la tarde.

P. ¿Cree que quieren hacer de usted una estrella a su pesar?

R. No creo. Hay jugadores a los que ponen a esa hora... Quizá haya influido que el año pasado no estaba. No sé, sus motivos tendrán.

P. ¿Es inevitable todo lo que le rodea en estos momentos, tanto interés por parte de todo el mundo, el agobio de la prensa?

R. Creo que va intrínseco con lo que es el torneo en sí. Acontecim ientos como éste los tienes cuatro veces al año. Eso no se puede evitar. Lo que hay que hacer es procurar llevarlo lo mejor posible. Para eso se hacen las ruedas de prensa y luego, reducir al máximo las entrevistas.

P. ¿Cómo se ve dentro de 10 años? ¿Con el mismo estilo o acabará sucumbiendo a la megalomanía del deporte?

R. No sé. Pero nunca he sido partidario de pertenecer a las grandes compañías y ser, por ejemplo, un hombre-propaganda. Siempre procuro escapar de ese mundo. Procuro hacer mi vida lo más relajada posible, lo más tranquila posible. Y creo que dentro de 10 años no creo que vayan a cambiar mucho las cosas.

P. O sea, que se puede subsistir así en este mundo.

R. Yo creo que sí. Los resultados al final son los que mandan. Tu puedes firmar un contrato multimillonario, pero sin resultados, no durarás mucho.

P. Usted, el último tradicionalista del driver de madera (aunque el Masters del 94 lo ganó con uno metálico) usa ahora uno de titanio. ¿Es por ganar seguridad?

R. No puedes ir en contra del progreso y de la tecnología. Hoy en oia con ios paios que se hacen ganas cierta distancia, que también es importante, y también es más fácil encontrar unos palos de repuesto, que se parezcan más a lo que utilizas. Hay mucha razones. No sólo porque la posibilidad de error sea menor -prácticamente es más o menos la misma-, sino que es más sencilloque te lo hagan a la medida, tantos grados, tanta varilla y tanto peso. No es como esos de antes, de madera. Es difícil encontrar una pieza de madera con el peso adecuado,. etcétera.

P. ¿Han dejado ya de ser el recurso de mediocres?.

R. El malo seguirá siendo malo y el bueno seguirá siendo bueno.

P. Como decía el otro, por muy bien que la des de salida siempre tendrás al final un putt de dos metros y cuesta abajo para ganar el torneo.

R. Exactamente. Si no es solamente lo largo que le pegues. Hoy en día, prácticamente de tee a green el nivel de juego se equipara bastante en todos los jugadores. Hay unos que juegan mejor que otros, pero al final ¿a qué se reduce todo?, a cómo hagas los approachs y los putts esa semana.

P. Usted en el 94 fue el número uno en putts.

R. Exactamente. Esa es la clave. Si fallas un drive, pero si la puedes tirar cerca del green luego haces approach y putt y salvas el par.

P. ¿Aún podemos seguir creyendo en los jugadores artistas?

R. Creo que sí. Siempre y cuando el porcentaje de errores no sea excesivamente elevado. Aquel jugador que tenga un golpe corto de approach bueno, y el putt bueno, estará arriba.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_