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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Preocupación

Como presidente de la Comisión ADL (Liga Antidifamación) de la sección española de B'nai B'rith -asociación judía creada hace siglo y medio en EE UU, representada en las Naciones Unidas como ONG-, creo necesario manifestar nuestra honda preocupación por la línea informativa, de dudosa objetividad, adoptada por EL PAÍS ante los recientes y deplorables acontecimientos en los territorios de Gaza y Cisjordania y en el Estado de Israel.Las opiniones vertidas, por tergiversadas que sean -y algunas lo son-, quedan amparadas por el derecho a la libertad de expresión dentro de ciertos límites. No así la difusión de hechos noticiables, que debe ser información veraz, comprobada según los cánones de la profesionalidad informativa, excluyendo invenciones, rumores y meras insidias. Aludo, en concreto, a algunas crónicas de su corresponsal en Jerusalén, J. C. Gumucio, que, además de ser parcial (está en su derecho si se lo consienten), a veces deforma o disfraza los hechos. Por ejemplo, cuando se, refiere al atentado de Tel Aviv que, según EL PAÍS, "costó la vida a tres soldados israelíes" (23 de marzo de 1997, primera página). O su crónica publicada el 2 de abril de 1997 sobre los dos intentos de atentado en Netzarim y Kfar Darom. contra autobuses escolares (según "sostiene" Israel), con una versión desfigurada de los hechos, distinta de la difundida en otros medios de comunicación nacionales y del extranjero o de la admitida por la propia Yihad Islámica. Sin enumerar las fotos escogidas para ilustrar las crónicas sobre los últimos atentados, que ofrecen imágenes del presunto agresor ("que se inmoló prematuramente...") o de su entorno, eludiendo establecer la empatía con las víctimas, lo que es fundamental para combatir la violencia y no incitar más al odio ni a la hostilidad contra nadie. Para colmo, sus analistas internacionales (como M. Azcárate -9 de marzo de 1997-, en la sección Domingo, página 4) nos recuerden que en este asunto el presidente Clinton "está sometido a presiones del lobby judío, cuya potencia no cabe desconocer". Al final, como antaño, como siempre, la culpa es o parece ser exclusivamente de todos los judíos. Las informaciones tendenciosas y las manoseadas imágenes o estereotipos sobre los judíos indignan e inquietan a los judíos españoles, que desean fervientemente una paz justa, verdadera y permanente entre nuestros hermanos israelíes y palestinos- . Presidente de la Comisión ADL (Liga Antidifamación). B'nai B'rith España. .

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